Monteserín y su peculiar bonhomía
Dice la señora Monteserín que los asturianos, allá adonde vamos, generamos bonhomía. La frasecita, que no hay dios quien la entienda, debe querer decir, lisa y llanamente, que a los asturianos, fuera de Asturias, nos tienen en alta estima debido a nuestro natural carácter bondadoso, sencillo y honrado.
No sé por qué, o, mejor dicho, sí sé por qué, no terminada la lectura de tan banal entrevista, me acordé de la «bonhomie» cátara y la persecución a la que se vieron sometidos a lo largo del siglo XIII y parte del XIV por la Santa Inquisición católica dirigida y auspiciada por el papa Inocencio III y los reyes vasallos de la Santa Sede.
Entre las muchas virtudes que adornaban sus principios teológicos, los cátaros tenían autocensurada la mentira, exactamente igual que nuestra clase política, pero a la inversa. Cada vez que un político abre la boca, es fácil descubrirle una sarta de mentiras. En la entrevista realizada a la señora Monteserín, no podía ser menos, su gran mentira es afirmar que el soterramiento de las vías ferroviarias en su tendido a través de la ciudad de Avilés se hace imposible técnicamente, supongo que debido a las condiciones especiales de desagües fluviales canalizados hacia la ría.
Pero, para no ser acusado de libre interpretación de sus palabras, reproduzco esta parte de la entrevista:
Elisa Campo, periodista de LA NUEVA ESPAÑA, dice: «Foro, y también el PP, apuestan por soterrar, no por construir una ronda...».
La señora Monteserín responde: «No es una cuestión ideológica ni partidaria, es técnica. Yo creo que los técnicos son bastante neutrales. Por eso me parecería una vuelta atrás que la tramitación no siga adelante. Otra cosa es el ritmo de inversión».
Mentira, mentira y mentira. La cuestión es, simple y llanamente, económica. Estas palabras se las oí decir «en vivo y en directo» a su compañera de clase Pilar Varela, a la sazón alcaldesa de Avilés. Es más: doña Pilar afirmaba que la inversión económica no pagaba el poco rendimiento útil y funcional de semejante obra. En estos términos productivos miden el PSOE y doña Pilar el soterramiento de las vías. Los socialistas saben que es la mejor solución pero la más cara. En esto, señora Monteserín, la razón siempre asistió a los populares por mucho que a usted le disguste y, los avilesinos, puestos a esperar, aunque desesperemos, somos partidarios de la mejor solución: el soterramiento.
La autodestructiva controversia partidista y la mentira política son las dos grandes desgracias que impiden el crecimiento económico y el desarrollo industrial de este país llamado España. Lo malo de todo esto es que el sufridor, el castigado por la soberbia de la representación ciudadana, se conjuga en primera persona del plural. La tercera persona del plural, los políticos, ahí siguen con sus mentiras, cada vez más distanciados del pueblo llano, pero pasando la crisis sin grandes aprietos.
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