¡Lo de Avilés...!
Lo que contaban de Avilés, de su Ayuntamiento, de cómo tenía a los ciudadanos pendientes un año o más de la concesión de una licencia que nunca llegaba a aprobarse, bien creí que era un bulo, algo de esas cosas que se comentan sin fundamento.
Pero he ahí que el tal bulo empezó a desaparecer para convertirse en una realidad gráfica cuando un ciudadano de Avilés, tras un año de espera para que su Ayuntamiento le aprobase la licencia de apertura de su establecimiento, hubo de cortarse un dedo dejándolo en el Ayuntamiento como manifestación de su queja y de su dolor. A los pocos días nos contaban los periódicos asturianos que a tal ciudadano al fin le habían concedido la licencia.
No creo que haya que llegar a estos extremos de tener que cortarse un dedo como señal de protesta para conseguir una licencia de apertura en Avilés.
Lo que sí creo es que una administración pública no puede estar engañando a un ciudadano durante un año o más de tiempo. Si no le va a conceder la licencia que se lo diga con prontitud, y no permita que el ciudadano devenga en gastos de alquiler, de preparación del local, de adecuación del lugar a los requisitos que el Ayuntamiento le ha exigido, etcétera.
Esto, que con total tranquilidad y sin percatarse siquiera del daño que está ocasionando a los ciudadanos, dice muy poco a favor de un Ayuntamiento y mucho sobre el escaso interés que tiene de que surjan nuevos negocios y puestos de trabajo.
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