El Gobierno de la vulgaridad
En el último Pleno del Ayuntamiento de Oviedo asistimos a una demostración clara, diáfana, de la mala educación, grosería y absoluta falta de saber estar del señor González de Mesa. Es triste presenciar el ejemplo y la imagen que transmite esta persona, señor quizá sea un calificativo que le queda demasiado grande, a la opinión pública. Ofrece ya gestos de falta de respeto a los ciudadanos con su postura en la mesa, continúa expresándose de forma soez, sigue buscando el conflicto fuera del salón de plenos y finaliza su ejemplar actuación concediendo entrevistas a los medios y enviando notas de prensa en las que se justifica afirmando que sus expresiones vulgares, soeces, groseras y fuera de lugar (en cualquier ámbito y por excelencia dentro de una reunión del Consistorio) son algo habitual y normal, que no debe escandalizar. Dice sentirse preocupado por sí mismo y hace bien, porque en un partido político serio se le obligaría a dimitir, previas disculpas públicas por su conducta. Ahora bien, parece que a Asturias, desde el 22 de mayo, ha llegado el Gobierno de la vulgaridad.
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