La Nueva España » Cartas de los lectores » El púlpito del señor letrado

El púlpito del señor letrado

28 de Diciembre del 2011 - María del Carmen Mercedes de Arriba Bellogín (San Claudio, Oviedo)

Soy lectora asidua de este periódico y suelo detenerme en los artículos de opinión que se publican. Los firman personas o profesionales de diversos ámbitos y políticos de toda condición. Libremente expresan sus pareceres y yo, como le ocurrirá a todo el mundo, estoy de acuerdo con unos y no tanto con otros. Jamás se me había pasado por la cabeza escribir una carta al director para replicar a uno de esos artículos –porque son eso, opiniones–, pero en los últimos tiempos asisto perpleja a las «lecciones» de ética con las que nos obsequia uno de los letrados de la Junta. Me estoy refiriendo al señor don Ignacio Arias, al que no tengo el gusto de conocer, si bien sus «clases magistrales de decencia» son el motivo de que me haya animado a escribir estas líneas.

Me han llamado la atención varios de sus artículos en este periódico, pues gusta don Ignacio Arias de escribir sobre los salarios de los políticos, lo elevados que le parecen, las declaraciones de bienes e intereses de sus señorías y de la necesidad de despejar incógnitas sobre las retribuciones a cargo de los Presupuestos públicos.

Estoy de acuerdo en aplicar la máxima transparencia y publicidad a todo aquello que tiene que ver con el uso del dinero público, pero me chirría el modo en que el señor letrado se sube a su púlpito, imparte doctrina y ética y se distancia de todo aquello sobre lo que escribe, como si él no fuese parte de esa realidad que censura responsabilizando en exclusiva a otros de que las cosas sean como son o como él dice que son.

Y me explico. El salario de don Ignacio Arias como letrado del Parlamento también procede de dinero público. Lógico, es un funcionario, aunque desconozco cómo ha accedido a la plaza que actualmente ocupa en el Parlamento asturiano. Tal vez en alguna ocasión tenga el gusto de explicárnoslo en uno de sus artículos, ya que habitualmente diserta sobre el acceso a la Función Pública y cómo deberían hacerse las cosas en ese ámbito.

Como digo, el señor letrado es funcionario y su salario procede de dinero público. Las tablas salariales por las que se rige cualquier Administración pública son también de carácter público a través de boletines oficiales. También, por tanto, en el caso del Parlamento. Así, uno puede hacer una estimación de las retribuciones que cada cual percibe fijándose en niveles, grupos, etcétera... Bien, a ojo de buen cubero diría que el salario del señor don Ignacio Arias roza los 100.000 euros anuales, si es que no los supera. Si esto no es así, espero que me corrija el afectado, que estará en su derecho de hacerlo.

Y esa retribución –como la del resto de personal del Parlamento– ha sido aprobada por políticos. ¿O no, señor letrado? ¿Su salario es aprobado por los políticos que en cada momento están a cargo de la Junta? ¿No son ellos los que aprueban finalmente los salarios de la «casa» aunque por medio se halle la negociación correspondiente con los representantes de los trabajadores?

No pretendo que usted, señor letrado –ni nadie–, tenga que estar agradecido a los políticos. Al contrario, que los políticos aprueben algunas cosas me disgusta profundamente, pero no me resisto a plantearle a usted algunas preguntas: ¿su salario como letrado le parece demasiado elevado? ¿Le parece, como escribe usted sobre el de los políticos, que una cantidad de unos 100.000 euros/año está muy por encima de la media «de cualquier profesional cualificado»? ¿Se planteó usted alguna vez renunciar a una parte de tamaña retribución por considerarla demasiado elevada? ¿Dijo algo o profirió alguna queja cuando se sometió a aprobación en la Junta que usted cobrase tal salario?

No es mi intención ofenderle ni cuestionar su profesionalidad ni si merece o no el salario que pueda percibir. Sólo trato de poner de manifiesto que usted es parte de todo aquello que critica, pues cobra una elevadísima retribución a cargo de dinero público, aprobada por los políticos a los que usted critica, sin que, creo yo, haya rechistado usted por ello. Y es que siendo uno lo que es, no se puede ir por ahí sentando cátedra como si esa realidad no le tocara directamente, o mejor dicho, no le beneficiara directamente. A lo suyo se le llama ver la paja en el ojo ajeno. A veces, señor don Ignacio Arias, conviene bajar del púlpito para darse cuenta de que en el ojo propio hay una viga.

Cartas

Número de cartas: 46062

Número de cartas en Septiembre: 166

Tribunas

Número de tribunas: 2086

Número de tribunas en Septiembre: 8

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador