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La desvergüenza del señor Rajoy

24 de Diciembre del 2011 - José Viñas García (Oviedo)

Escuchaba una noticia de un alcalde de una pequeña ciudad, siento no recordar el nombre, que logró por falta de recursos que los vecinos trabajaran en limpieza y otros menesteres propios del Ayuntamiento; así de pronto suena mal, pero qué les parece si les digo que el alcalde y concejales trabajan de igual manera y renunciando a toda remuneración. Eso es hacer digna la persona y decente la determinación. Al contrario que la señora Cospedal y del señor Rajoy, que con desvergüenza torera mandan comer menos a quienes se están muriendo de hambre, mientras ellos siguen desde la desfachatez comiendo y cobrando muy por encima de quienes estrujan hasta convertirlos en inmundicia humana.

Señor Rajoy, cuando alguien logra el poder engañando a los ciudadanos, no puede por menos que autoflagelarse, aporrearse y disciplinarse así mismo con los mismos instrumentos que usará contra los ciudadanos. Me da que ¿igual se sienten bonitos y hermosos tomando esas medidas dramáticas? Que desde la opulencia más rancia y sus grandes sueldos son capaces, sin sonrojarse, de recortar y congelar salarios y pensiones a ciudadanos que malviven y que, además, ayudan a subsistir a hijos y nietos que están desempleados.

Señor Rajoy, haga como ese alcalde, dignifique su persona y sus remedios para paliar el déficit, colocándose al nivel de aquellos a los que ordena sacrificios. Para orientarle, podría usted y el resto de la clase política pasar a cobrar la media de salario de funcionarios y pensionistas, esos que parece que son culpables de todos los desmanes que nos llevaron a esta crisis. Señor Rajoy, la crisis no la causaron éstos, si no que viene de la especulación financiera e inmobiliaria y por los desgobiernos de estos países; unos por causarla y otros por no estar vigilantes ante los piratas de nuevo cuño. ¡Ya está bien de culpar a los demás! Señor Rajoy, sean prácticos y serios, rodéense de profesionales que se pongan manos a la obra y den soluciones rápidas y urgentes, sin necesidad de exprimir a trabajadores y pensionistas.

Señor Rajoy, no vamos a tenerle en cuenta sus promesas electorales, pero sí recordárselas para cuando tenga intenciones contrarias, ya que eso le hizo ganar en las urnas, como: que jamás subiría impuestos, es más, los bajaría; que subiría las pensiones; que el paro es su preocupación y solución inmediata, etcétera, pero todavía me resuenan sus críticas constantes al Gobierno de ZP. Con aquello de la falta de confianza de los mercados, en cada bajada de la Bolsa y las valoraciones de las agencias de rating, ahora que saben que usted va a gobernar, ¿por qué siguen trastocando y molestando esos parámetros?, si debieran estar confiados al sentirle a usted llegar... Como ve, le tienen en tanta confianza como pudiera tenerle yo. ¿Qué decir de aquellas frases de que a usted jamás le gobernarían desde el exterior y menos le marcaría la agenda la señora Merkel? Como siempre, en usted aflora el descoco. Señor Rajoy, aprovecharse de lo mismo y lo contrario no vale. No le faltó un segundo para aceptar todas las medidas de la señora Merkel, con la gravedad de que van en perjuicio de los intereses de nuestro país, ya que esas medidas de austeridad y recortes no benefician a nadie, ya que si bien Alemania lo hace para asegurarse cobrar lo antes posible de sus deudores, quizá tenga el resultado contrario, que ahogue a esos países en sus economías, lo cual, por apremiarles a pagar, se puede quedar sin cobrar para siempre, al mismo tiempo que nos hundió a todos en la miseria, y usted es culpable por aceptar sin más. Debieran haber pedido a la señora Merkel la misma generosidad que con Alemania han tenido más de veinte países, allá por los años cincuenta, cuando ella debía mucho más que ahora le deben.

Pero como vemos, siguen nuestros políticos idiotas todos, aceptando directrices inasumibles desde el exterior, al mismo tiempo que se pelean entre ellos aquí, los veo incapaces de sacarnos de ésta, ya que en vez de conformar un Gobierno con gentes serias, preparadas y doctas en cada materia, lo único que hacen es enchufar a amiguitos del alma, hacerlos ministrillos y asesores del ruque propio, sin importarles un carajo la gobernabilidad de este hermoso país. Luego van fuera, se ríen de ellos hasta los botones de los recintos feriales, pero, cuidado, que estos ineptos para trabajar por los demás son unos listillos para lo propio, se ríen de todos nosotros, cobrando sueldos y dietas fantásticas y generando futuro, en forma de pensiones vitalicias por pocos meses en los escaños y ministerios. Son todos unos profesionales del arribismo, se creen que nadie los observa, pero empiezan de concejales, pasan a alcaldes, de ahí a diputados provinciales, luego a senadores y algunos, sin pasar por el Congreso, a ministrillos, y quienes no alcanzan tal prebenda todavía tienen una dormilona, donde recaen los abollados por edad o mente: eurodiputados. Pero si alguno queda sin sitio, y si quiere seguir rucando del papá Estado, sólo crear un nuevo partido le hará llegar a la jubilación sin dar palo al agua.

No esperen que estos oportunistas busquen empleo para los demás, será para ellos y sus apegados, por ello hay que sonrojarles y no callarse ante semejantes caraduras. Si han de aplicar medidas drásticas, colóquense ustedes al ras de quienes empobrecerán, si no serán unos sinvergüenzas de cuidado. Un saludo

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