Urdangarin daña a la Casa Real
El intento de Iñaki Urdangarin de desvincularse de la Casa Real a través de un comunicado llega tarde. Demasiado tarde. A pesar de que este miembro de la familia real aún no ha sido imputado por el caso Nóos y hay que suponer su inocencia, las informaciones que se conocen sobre sus actividades empresariales son inquietantes. Es evidente que la investigación ya ha hecho daño a la institución. Lo que pueda ocurrir si el esposo de la infanta Cristina es imputado y considerado culpable es una incógnita, pero parece claro que la Casa Real vivirá uno de los peores momentos de su historia. Urdangarin no pensó en el daño que podía provocar al Rey con sus arriesgados métodos de negocio, no pensó tampoco en su esposa, ni en sus propios hijos, víctimas de su comportamiento. El caso Urdangarin daña la imagen de la Monarquía y reabre el eterno discurso sobre si esta institución es o no necesaria. Pero hay un hecho que no debe olvidarse: Urdangarin hacía sus negocios utilizando a la Monarquía, pero ni el Rey ni el Príncipe estaban al corriente de sus andanzas. Éste es un país muy dado a juzgar antes de hora. El caso Nóos es un tema muy delicado. Esperemos la decisión del juez antes de intentar replantear el futuro del país, porque son dos temas distintos.
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