Paz y unidad en la Navidad
El 20-N, con el triunfo de unos y el hundimiento de otros, ya es historia. Rajoy y su flamante Gobierno tienen que currar ahora de lo lindo, comenzando a demostrar que cuanto prometieron se va a cumplir. Partidos y sindicatos deberán arrimar el hombro todos, porque de todos es tarea ardua el sacar a España adelante, con generosidad y sin racanerismo político alguno. Porque a todos nos cuelga del pelo el que España surja cuanto antes de la caótica situación que vivimos, si no queremos terminar siendo una boñiga económica en la UE, para la que ya somos unos pardillos. En casa, y fuera de ella, tenemos que recuperar nuestro prestigio, nuestra dignidad y nuestra economía. Y en casa, cuantos trabajos se han perdido, objetivo primordial a cumplir.
Muchas son las cosas que hay que cambiar o solucionar en esta legislatura. Una de ellas, el cambio de la ley electoral, por el que clama el pueblo, y el PSOE y PP, inexplicablemente, muestran una común sordera. Hay que acabar con las listas cerradas, para evitar que los candidatos sean siempre los mismos, o los que nos impongan los partidos. Y, sobre todo, para que no se den casos tan vergonzosos como el que acabamos de ver, en el que el partido de Rosa Díez, con más de cinco millones de votos, sólo obtuvo cinco diputados y, en cambio, los batasunos –a Zapatero y su Gobierno debemos que están ya también en el Congreso– tienen en éste siete diputados que elegidos fueron por trescientos mil electores. Esto, además de vergonzoso, clama el cielo, señores. Como tantas otras cosas, sí, con las que hay que acabar, o cambiar.
Las autonomías son otro serio problema. Se les han dado demasiadas alas y atribuciones, error que es ya imputable al primer Gobierno constitucional, y los sucesivos –sobre todo el último–, que siguieron abriéndoles el grifo más aún. Todo se ha desmadrado en las diecisiete comunidades autónomas, que son otros tantos cánceres cuya metástasis, económica, es la principal causa de nuestra ruina. ¿Podrá el fontanero Rajoy cerrar ese disparatado grifo autonómico? Ya puede encomendarse a Santa Rita, que es la abogada de los imposibles.
Pero todo es posible si olvidamos ideologías y rivalidades políticas y formamos un frente común para combatir la crisis y sus funestas consecuencias, hermanados todos y en paz. Una paz, verdadera y solidaria, que nos puede traer la Navidad. Todo depende de nosotros si tenemos buena voluntad.
Ricardo Luis Arias, Aller
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