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El mensaje del ángel Gabriel

20 de Diciembre del 2011 - Teresa Antequera Cerveron (Alfafar (Valencia))

Cuántas veces hemos escuchado que el ángel Gabriel fue a María y le anunció que había sido elegida para traer al hijo de Dios al mundo. Cuántas veces hemos leído que a José le fue dicho en sueños que debía desposar a María. ¿Se han convertido estos hechos para la humanidad en algo banal? Para los verdaderos seguidores de Cristo no, pues somos conscientes de qué suceso tan significativo y de dimensiones cósmicas inconmensurables tuvo lugar en aquel tiempo, también del gran cambio que se iniciaba. Nosotros sentimos y sabemos que hay ángeles a nuestro lado, son los seres protectores que nos acompañan y que quieren acercarse cada vez más a nosotros, aunque esto les es posible cuando nos orientamos a Cristo. ¿Como?, cumpliendo lo que Dios, el Eterno, nos enseñó a través de Moisés y lo que Jesús nos trajo en Su Sermón de la Montaña.

Si recorremos el camino de Jesús que el mismo recorrió dando ejemplo y que ha sido manifestado también en la actualidad, entonces El nos lleva de su mano por el camino hacia Dios, nuestro Padre y sentiremos cada vez más a los ángeles de Dios a nuestro lado, porque damos los pasos hacia nuestra vida que es Dios, el Espíritu Eterno, en el fondo del alma.

María hace 2000 años dio estos pasos, también José el carpintero, por eso el Ángel Gabriel fue a ellos y pudo acercárseles; María le vio, a José se le mostró en sueños. El Ángel Gabriel hablaba el lenguaje del cielo y quiso mostrar a María en palabras e imágenes lo que Dios el Eterno deseaba de ella; seguramente que así también fue para José en sus sueños. Podemos comprender que María al principio se asustara pues ella era una mujer sencilla, así como José el carpintero era un hombre sencillo, pero ambos aspiraban en su vida a dar los pasos en el camino hacia el Padre Celestial, de modo que el Ángel pudo anunciárseles. Internamente ambos estaban preparados para lo que ahora les llegaba, o sea que María y José eran buenos. Sí, ellos vivían el gran mandamiento del amor a Dios y al prójimo.

Desde el punto de vista del Espíritu Eterno, para las personas también es hoy válido lo que paso hace 2000 años. Cada uno de nosotros podría ser alcanzado por el mensaje del ángel, por lo que podemos preguntarnos: ¿Mi ser protector, a quien a menudo solemos llamar ángel, puede acercarse a mí? ¿Cumplo entonces para ello la voluntad de Dios?

Preguntas como éstas se las hacen muchas personas que han decidido conscientemente tomar a Jesús, el Cristo, como a un ejemplo a seguir. Y no sólo en Navidad sino cada día. Navidad es por tanto para muchas personas que aspiran a Dios una fiesta de adoración, de agradecimiento. Precisamente los cristianos deberían tener a Jesús, María y José como a grandes ejemplos a seguir.

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