Atención Primaria: Un sueño de otoño
¡Uf!, ¡Uf!, ¡Uf! ¡Qué horror!, me dije al despertar sobresaltado. Soñé que iba a trabajar a un Equipo de Atención Primaria (E.A.P.) donde se convocaban reuniones de trabajo periódicas por los directivos del Centro (coordinadores) y con frecuencia hasta acudía el mando superior táctico (las direcciones Médica y de Enfermería del Área y el Gerente). No sólo para presentarnos las evaluaciones de prescripción de medicamentos y recordarnos que gastamos mucho, sino para presentarnos evaluaciones de proceso con resultados intermedios alcanzados, recoger nuestras necesidades de formación, de equipamiento clínico, para afrontar un proceso de mejora continua en el equipo. Bueno, la pesadilla era contemplar el dinamismo de los coordinadores médico y de enfermería, proponiendo y evaluando lo que estábamos haciendo, presentando los datos de información epidemiológica generados en el Equipo sobre enfermedades crónicas, agudas y otros procesos, detectaban disfunciones organizativas rápidamente y más raudamente aplicaban las soluciones pertinentes. Cuando se reclamaba intervención al mando táctico, éste respondía con celeridad y efectividad. ¡Oye! ,a la mínima me espetaban: ¡me pagan para que trabaje y trabajes lo mejor posible en cantidad y calidad!, ¿qué necesitas?, ¡nada!, ¡nada!, decía yo.
Pero ciertamente lo que me horripilaba era comprobar que todo el personal había adquirido una nueva cultura organizacional de servicio público. Cualquier desviación del buen funcionamiento era rápidamente detectada y solucionada. El colmo, el corazón del horror o el corazón de las tinieblas, era cuando en las sesiones clínicas realizadas con un entusiasmo casi juvenil, por descontado todo el personal clínico acudía y participaba activamente, se abordaban hasta temas de bioética concernientes a nuestra práctica clínica. Pero no sólo eso, sino que desde el Equipo se exigía al mando táctico que cumpliera y abordara todos aquellos aspectos que necesitábamos para generar una Ética de la organización: ¡El Equipo definía su propia Ética Corporativa como Unidad de Servicios a la Comunidad!, y lo hacían con la convicción de que su creciente competencia profesional y la mejora de calidad continua era para su propia satisfacción y la de la población atendida: ¡Agh!, ¡agh!, ¡agh!, aquello ya me estrangulaba y fue cuando me desperté.
Tantos años vendiéndonos el sueño, tantos años creyéndonos el sueño (algunos), y la realidad de la Atención Primaria reclama un no volver a hacer guardias y un no tener jornada de tarde.
Alfredo Guerrero Iturralde, médico de familia, Beloncio (Piloña)
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