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Apelación a la responsabilidad

8 de Abril del 2009 - Juan Goti Ordeñana

Nos tiene acostumbrados este Gobierno a hechos bochornosos, y no me refiero a la fuga de Kosovo, que ha sido objeto de crítica de todo el mundo, sino a la reacción que ha tenido juntamente con la izquierda progre ante las palabras del Papa en su viaje a Camerún. Suele ser vergonzoso y ofensivo el lenguaje que utilizan los progres españoles en temas que afectan a la Iglesia católica, pero en este caso se han pasado mucho. Hemos podido ver cómo en lugar ofrecer una información objetiva y veraz de la visita que el Papa ha hecho al África católica se ha pretendido ridiculizarlo con el cuento del condón, y con el envío, con gran dosis de demagogia, por parte del Gobierno español de 125.000 euros para proveer de preservativos a los pueblos que visitaba el Papa, como si ése fuera en estos tiempos el problema de España, echando así una cortina de humo sobre el atormentado paro.

En primer lugar, convendría saber lo que dijo el Papa y luego los resultados que ha tenido su enseñanza, precisamente, en muchos pueblos de África. Lo que dijo el Papa yendo hacia Camerún respondiendo a una pregunta de un periodista francés, y que se difundió por los noticiarios que informaron bien, fue: «No se puede resolver el flagelo del sida con la distribución de preservativos, al contrario, el riesgo que se corre es el de aumentar el problema». Ciertamente, no se atuvo a lo políticamente correcto inventado por los progres, sino que habló sobre datos de una experiencia y de estudios científicos hechos en África, cuando dijo que es mucho más efectiva para luchar contra el sida una educación sexual responsable, que potencie el papel del matrimonio y la familia, que la difusión del uso del preservativo y la destrucción de la familia tradicional, que, además, es a la que se recurre cuando una vida de despilfarro, como la que se ha promovido, hace quiebra, pues también en esta materia es efectiva la familia tradicional. Claro que esta doctrina está en contra de lo que tienen que predicar los profesores de Enseñanza para la Ciudadanía, que en realidad promocionan una educación sexual que camina hacia la promiscuidad.

Luego debemos recordar los movimientos de científicos, que ya están de vuelta de estas teorías progresistas. El mayor experto en epidemiología del sida, profesor en Harvard, Edward C. Green, después de grandes estudios sobre esta materia en África, manifiesta sin paliativos que «a mayor disponibilidad de preservativos, aumenta la tasa de contagio». Así que a pesar de tantas críticas, el criterio válido avalado por los científicos es el que el Papa aconsejó en Camerún. Entrado en algunos datos de los estudios, el citado experto en epidemiología del sida Edward C. Green, especialista en la integración de indígenas y en modernos sistemas de sanidad, y que ha sido director de numerosos proyectos de USAID, el pasado mes de abril publicaba en la revista de pensamiento «First things» que el sida se ha reducido en Uganda, Kenia, Haití, Zimbabue, Tailandia y Camboya, y en zonas urbanas de Costa de Marfil, Etiopía, Zambia y Malawi. Y ¿cuál había sido el tratamiento? Sencillamente, el haber impulsado en la población la vuelta a las costumbres de la familia tradicional, reduciendo el número de parejas, y aumentando la fidelidad, la monogamia y la abstinencia.

Subtítulo: Han pretendido ridiculizar al Papa con el cuento del condón

Destacado: Hay una creencia generalizada de que la Iglesia condena el preservativo por ser pecado, lo que es un error, pues el preservativo ni quita ni pone nada a los pecados sexuales; lo que la Iglesia condena directamente es la fornicación y el adulterio

Es una materia que se viene trabajando desde hace más de 20 años, y se han lanzado programas como el trazado en 2004 en la revista médica «The Lancet», donde 140 expertos de 36 países proponían el método «ABC», es decir («abstinence», «be faithfull» –sé fiel– y «condom»), comprometiéndose con una actuación uniforme. Del estudio se concluía que lo más seguro y eficaz eran los modos A y B, puesto que el condón no elimina el riesgo, sino que, a lo sumo, lo reduce.

En otra ocasión, con motivo de una entrevista en el «National Review Online», Edward Green reconoce que la mera distribución de preservativos, sin un cambio de comportamiento, puede aumentar el peligro de contagio de sida, pues «a mayor disponibilidad de preservativos aumenta la tasa de contagio», por desidia de las personas. El preservativo no elimina el riesgo de contraer la infección, sino que solamente lo reduce, y «cuando se usa alguna tecnología para reducir un riesgo, como el preservativo, a menudo se pierden los beneficios, asumiendo un mayor riesgo que si uno no usara esa tecnología», porque puede propiciar conductas irresponsables que incrementan el riesgo de contraer la enfermedad.

Hay una creencia generalizada de que la Iglesia condena el preservativo por ser pecado, conste que eso es un error, pues el preservativo ni quita ni pone nada a los pecados sexuales. Lo que la Iglesia condena directamente, como se deduce de toda la enseñanza bíblica, es la fornicación y el adulterio, con independencia del uso de condones. Además, no sé por qué se ponen nerviosos los progres, pues esta enseñanza o precepto se dirige sólo a los fieles de la Iglesia, y a los que la escuchan libremente, a los demás no los afecta en nada, por lo que, a qué viene tanto enojo y enfado. En cuanto a los católicos, que es a quienes se dirige, lo que está prohibido son los pecados sexuales lo hagan con condón o sin él. El uso del preservativo únicamente puede afectar a una pequeña cantidad de católicos casados, a aquéllos que por estar enfermo el otro cónyuge con el sida u otra enfermedad contagiosa pueden tener problemas. Y a estos casos la moral cristiana da alguna solución, pues se puede aplicar la doctrina del mal menor que el cardenal Javier Lozano Barragán, siendo presidente del Consejo Pontificio de Pastoral Sanitaria, exponía así: «Si en la legítima defensa de la propia vida se puede llegar incluso a matar al agresor. En el caso de un marido enfermo de sida, la esposa tiene derecho a que su cónyuge utilice el condón».

La doctrina de la Iglesia tiene recursos para los casos conflictivos, pero la proliferación de preservativos, por el peligro en general, es no sólo peligroso, sino perjudicial, como dicen el citado Edward C. Green y los expertos que investigan esta materia, lo más eficaz en África ha sido educar en abstinencia y en la monogamia, como demuestra desde hace años el caso de Uganda y, recientemente, el de Kenia, países que han invertido en estos valores y han visto reducirse los contagios. Así, sostienen que el modelo en la lucha contra el sida sigue siendo el ugandés, donde el Gobierno adoptó en los años ochenta un programa que decía «Quédate con tu pareja o sé fiel», y se ha reducido la enfermedad del 20% al 6%, con la vuelta a los valores de la familia.

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