Haga que se respete el dinero de los ciudadanos, señor Cascos
Señor Presidente, como ciudadano me dirijo a usted para exponerle mi problema como si estuviésemos en un país normal y en una democracia normal donde los ciudadanos exponen sus problemas a sus dirigentes políticos y éstos se esfuerzan en solucionarlos, y no como sucede aquí, donde los ciudadanos exponen sus problemas a los dirigentes políticos y éstos se esfuerzan en solucionar los suyos propios y los de sus amigos, como ha sucedido hasta ahora durante los tiempos del arecismo.
Mis dos hermanos y yo tenemos una casa en La Caridad, Ayuntamiento de El Franco, heredada de mis padres y que no vive nadie en ella, está la mayor parte del año cerrada, lo que quiere decir que el consumo de energía y agua es prácticamente nulo; sin embargo, la empresa que gestiona la recaudación del agua, Aquagest, nos pasa una factura de un gasto mínimo trimestral de 50 metros cúbicos, cuando la media de consumo por trimestre está entre tres o cuatro metros cúbicos como máximo, más gastos de contador, acometida, alcantarillado, basura y el canon de saneamiento. Tengo la sensación de que esto del canon de saneamiento es como el canon digital de los barandas de la SGAE.
Señor presidente, esto de cobrar por servicios que no se dan es robar al contribuyente porque ya me dirá por qué pago 50.000 litros de agua gastando sólo 4.000 litros. Sospecho que este tipo de trinque es para pagar despilfarros varios que los hay y muchos.
Señor presidente haga que se recorten gastos, cierre los chiringuitos arecistas como el Niemeyer, la TPA, la Laboral, devuelva las competencias de Sanidad a la Administración central y libérenos del copago del combustible, que como usted sabe, cuando Areces cogió las transferencias de sanidad nos encasquetó el copago de 1 céntimo por cada litro de combustible, y con las continuas subidas del precio del gasóleo ya debe de ir en 30 céntimos litro, para tener la misma sanidad con transferencias que sin ellas.
Libérennos de los liberados sindicales de empresas públicas, sobre todo de UGT y CC OO, que tal como está la situación de los trabajadores se ha visto que estos sindicatos no sirven para nada y nos ahorraríamos pasta gansa en subvenciones y sueldos improductivos.
Lleve a los tribunales al Gobierno anterior para ver si sabemos algo de los millones desaparecidos de empresas como Venturo XXI o Diasafarma, etcétera, etcétera.
En definitiva, señor presidente, haga que se respete el dinero de los ciudadanos que tanto sudor cuesta ganarlo, el que tiene la suerte de ganarlo, y más en los tiempos de crisis que corremos; que el dinero de los impuestos no es para repartirlo entre la clase política y sus amigos como vino sucediendo en los últimos tiempos.
Enrique Díaz López, La Caridad
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