El patrimonio cultural del Cuarto de los Valles
El sábado 12 de noviembre se celebraron sendas concentraciones en los monasterios de Obona y Bárcena, con la finalidad de llamar la atención sobre el estado de abandono en que se encuentran ambos. Obona y Bárcena son muestras evidentes del abandono en que se encuentra el gran patrimonio cultural y etnográfico de la comarca llamada el Cuarto de los Valles, comarca delimitada por las cuencas de los cuatro ríos que formarán, tras su unión, el Esva o Canero, es decir, las cuencas de los ríos Bárcena, Yerbo, Navelgas y Naraval. El patrimonio cultural y etnográfico de esta comarca incluye más de 70 edificios entre iglesias, capillas, ermitas y santuarios (iglesias, capilla, ermitas y santuarios del Cuarto de los Valles, Ridea, 2007), destacando sobremanera el retablo barroco de la iglesia de Calleras, construido en el último tercio del siglo XVII, la iglesia de Tronceo con su retablo, sus imágenes, su pila bautismal, etcétera; el santuario de Ese de San Vicente con su Cristo medio comido por la carcoma; los retablos de Muñalén y Naraval; la capilla de San Lorenzo de Folgueras, etcétera; a éstos podríamos añadir parte de las imágenes que se conservan en el museo diocesano en Oviedo y en el museo parroquial de Tineo, también procedentes de esta comarca. También forman parte del patrimonio del Cuarto de los Valles los más de 150 molinos que podemos ver en las orillas de los ríos y regueros, algunos perfectamente rehabilitados y en pleno funcionamiento como el de Rellanos, casi una veintena de centrales eléctricas, sierras de madera movidas por agua, ingenios hidráulicos como el de la Fanosa donde con la fuerza del agua funcionan dos molinos, una sierra, un alternador, un depresor, una bomba, un esmeril, etcétera; el batán de Parada, caleyos, cortinos, etcétera (ingenios hidráulicos del Cuarto de los Valles, Ediciones Populaguinda, Oviedo, 2005). A todo esto tenemos que añadir los más de 850 ejemplares de hórreos y paneras que encontramos repartidos por los distintos pueblos de esta comarca del Cuarto de los Valles, la mayoría centenarios con abundante ornamentación (hórreos, paneras y cabazos del Cuarto de los Valles, de próxima publicación). Podríamos incluir los restos arqueológicos de casi una veintena de castros o las antiguas explotaciones de oro que hay en esta zona y que pronto aparecerán en una publicación. Es evidente que todo no se puede rehabilitar, pero hacerlo con lo más significativo supondría por una parte mantener aquello que forma parte de la historia de estos pueblos y por otra disponer de algo que pueda suponer una mayor afluencia de visitantes a esta deprimida comarca. Quien esto escribe conoce bien esta comarca, las 15 parroquias que la forman, todos sus pueblos y todos los elementos tanto culturales como etnográficos que en la misma hay, y está convencido de que una política de apoyo a la restauración de estos elementos, su ordenación, etcétera, supondría un apoyo fundamental para el futuro de la zona. Tristemente vemos cómo los recursos públicos muchas veces se gastan en proyectos faraónicos costosísimos de dudoso o nulo interés. Sirva este escrito como una llamada más de atención para que los poderes públicos hagan algo para evitar que todos los elementos que antes describía desaparezcan.
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