Si lo pela el chingo lo agarra el sin nariz

Como ya tengo dicho que suelo hacer hice hoy: después de desayunar me tumbé en el sofá con los ojos tapados por prescripción facultativa y me dispuse a escuchar Es Radio. Hoy es 24/12/2011, sábado, no tocaba La mañana de Federico, era el turno de Sin complejos, de Luis del Pino, al que oigo trazar algunos rasgos, de los que yo retrazo unos pocos, los necesarios para llegar a donde quiero, sobre la historia de Emanuele Bardone, un estafador italiano carente por completo de escrúpulos Cuando los nazis le detienen, le ofrecen condonarle sus delitos a cambio de su colaboración para, con falsa identidad, infiltrarse y obtener información sobre un personaje de la guerrilla que buscan. Pero el estafador Bardone comienza a cambiar al contacto con los reclusos con los que ha sido encerrado, y empieza a asumir de forma cada vez más sincera su papel de referencia moral de aquellos prisioneros y a comprender lo que es comportarse con auténtica dignidad y con verdadero patriotismo.

Sigue diciendo Luis del Pino: Se plantea un tema enormemente interesante, el cómo las personas somos, en muchas ocasiones, prisioneras de nuestro propio papel. Y cómo, a veces, los individuos pueden verse inducidos a exhibir unas virtudes de las que en realidad carecen, simplemente porque eso es lo que de ellos se espera. El discurso de investidura de Rajoy fue decepcionante. La decepción se tornó en espanto al ver el modo en que Rajoy comunicaba los nombres de los nuevos responsables ministeriales y al conocer quiénes habían sido los agraciados. El caso más sangrante es, sin duda, el nombramiento como ministro de Justicia de Alberto Ruiz Gallardón. Ese espanto se vio corroborado el jueves por las primeras declaraciones del nuevo ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, al que no se le ocurrió otra cosa que decir que el trabajo de sus antecesores, Rubalcaba y Camacho, había sido ejemplar, y que el Ministerio de Interior socialista no había dejado nunca de lado el estado de derecho. La única nota de esperanza la pone la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. ¿Cuáles son las verdaderas intenciones del PP? ¿Tapar el 11-M o intentar que conozcamos la verdad? Pues déjenme que les dé mi opinión: en el tema del 11-M, como en el tema de la negociación con ETA, el PP se decantará por el camino de menor resistencia. El PP actual, por desgracia, y a diferencia del PSOE de Zapatero, no es un partido de carácter ideológico, sino pragmático. Y no va a plantear ninguna batalla que sus votantes y la sociedad civil no le exijan. Pero a nuestro favor juega el hecho de que el PP es prisionero de su propio papel. Aunque careciera de ideología, no tiene más remedio que aparentarla. Mucho me temo que en el PP anida el alma de un Emanuel Bardone, un superviviente nato dispuesto a todo por ganarse la vida un día más. Pero a nosotros, a los prisioneros de esta apoteosis de injusticia que nos ha tocado vivir, nos corresponde conseguir que ese Emanuel Bardone saque a la luz el estandarte del honor que lleva dentro. Aunque sea contra su propia voluntad.

Hasta aquí la síntesis de lo expuesto por Luis del Pino.

¿Qué es lo que me llama la atención en la línea que siguen tanto Federico Jimenez Losantos como el mencionado Luis del Pino, dejando a parte su ostentosa condición de bocazas?

Hay gente que estaría totalmente perdida en el mundo de concordia y justicia que ella misma preconiza. El barrizal es su vida. De no encontrar barro para desbarrar se sentirían como peces sin agua para respirar. De ahí que aún antes de llover y desconociendo si el suelo es de arcilla ya ellos comienzan a desbarrar en un barro inexistente, pero que no dudan va a existir. Todo es esencialmente malo, y si en algún momento algo pudiera parecer bueno se debería a que no sabemos ver; ellos sí saben, bajo el camuflaje que esconde la maldad en su interior, no sé cuan interior. Y no sólo eso, ¡la maldad es irreversible! Si el traidor se convierte en estandarte del honor no es porque se haya transformado su condición moral, ¡qué va! se traiciona a sí mismo al actuar con honor, porque él es un traidor.

Recapitulemos: Bardone comienza a cambiar al contacto con los reclusos con los que ha sido encerrado, y empieza a asumir de forma cada vez más sincera su papel de referencia moral y a comprender lo que es comportarse con auténtica dignidad y con verdadero patriotismo.

Fijémonos, habla de sinceridad y de auténtica dignidad y con verdadero patriotismo, lo que entra en flagrante contradicción con lo que dice inmediatamente después: las personas somos, en muchas ocasiones, prisioneras de nuestro propio papel. Y, a veces, los individuos pueden verse inducidos a exhibir unas virtudes de las que en realidad carecen, simplemente porque eso es lo que de ellos se espera.

¿En qué quedamos? ¿Podemos llegar a ser, aunque con anterioridad no lo hubiésemos sido, sinceros, auténticamente dignos y verdaderamente patriotas, o sólo farsantes que exhibimos unas virtudes de las que en realidad carecemos? Y, si no podemos dejar de ser lo que hemos sido, ¿cómo podemos ser sinceros y auténticamente dignos al mismo tiempo que farsantes?

Coño, Pachín, o no me aclaro yo o tienes que aclararte tú.

Recapitulemos de nuevo: el PP anida el alma de un Emanuel Bardone, un superviviente nato dispuesto a todo por ganarse la vida un día más.

Pero a nosotros, a los prisioneros de esta apoteosis de injusticia que nos ha tocado vivir, nos corresponde conseguir que ese Emanuel Bardone, el perfecto canalla, termine por comportarse con auténtica dignidad y con verdadero patriotismo. Aunque sea contra su propia voluntad.

Soy yo ahora el que digo: Por un lado, esta gente de Es Radio, son pitonisas y, como tales, ya han adivinado que lo del PP será cagarla; y por otro lado, si no la cagara sería en virtud de la lucha que ellos, Es Radio y Libertad Digital, paladines de la libertad y la justicia, mantienen y seguirán manteniendo, ¡en contra de, lo que dan por hecho, sería la voluntad de este Gobierno!, que ¡aun conduciéndose de forma honorable! no dejaría de ser un traidor, pues, en ese caso, estaría traicionándose a sí mismo en su condición de traidor que es: un Emanuel Bardone, un superviviente nato dispuesto a todo por ganarse la vida un día más.

O sea que a este Gobierno si lo pela el chingo lo agarra el sin nariz. Tiene la cosa mal cariz. Si lo hace mal será un traidor, y si lo hace bien no será por su honor, sino por Federico y los de su palo, porque él Gobierno seguirá siendo malo.