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Manifiesto a favor del Lobo

31 de Diciembre del 2011 - Luis Miguel Garcia del Campo (San Juan de la Arena)

Ilmo. Sr. D. Albano Longo Álvarez

Consejero de Agroganadería y Recursos Autóctonos

Sr. Albano, ¿Como se puede conquistar el firmamento o el calor de la tierra?. Dicha idea nos es desconocida. Si no somos dueños de la fragancia del aire, ni del resplandor de las aguas, ¿Cómo podrá usted gestionarlos?. Cada parcela de Asturias es sagrada para los Asturianos. Cada brillante mata de bosque, cada grano de arena de las playas, cada gota de rocío de los árboles, hasta el sonido de cada insecto es sagrado a la memoria y el pasado de sus habitantes. La savia que circula por las venas de los árboles Asturianos, llevan consigo las memorias de nuestros antepasados.

¿Por qué un dirigente olvida su tierra de origen, cuando emprende sus paseos entre las estrellas efímeras?. Nuestros antepasados nunca olvidan ésta bondadosa tierra puesto que es la madre de todos nosotros. Somos, nos consideramos parte de ésta tierra y asimismo ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el lobo, el salmón, el jabalí etc; éstos son nuestros hermanos. Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del corzo y el hombre, todos pertenecemos a la misma familia.

Por todo ello, cuando D. Albano, nos trasmite el mensaje de que quiere pescar muchos salmones y abatir todos los lobos posibles... Nos está pidiendo demasiado. También tenemos en Somiedo gentes que desean enjaular a los Lobos para que puedan vivir mas confortablemente. Por todo ello no podemos considerar esas ofertas de sacrificar/humillar a nuestra fauna, ya que ésta tierra y sus animales es sagrada para muchos de nosotros.

El agua cristalina que corre por nuestros ríos y regatos no es solamente agua, sino que también representa la sangre de nuestros ancestros. Si los Asturianos le delegamos mediante las urnas para poner orden en las escopetas y las cañas, debe recordar que nuestra tierra no es abominable, y a la vez debe vd. trasmitir a nuestros descendientes que es sacrosanta y que cada reflejo fantasmagórico en sus claras aguas de los ríos y lagos cuentan los sucesos y memorias de las vidas, de nuestras gentes. El murmullo del agua es la voz de nuestros padres.

Los ríos y lagos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed; son portadores de vida que alimentan a nuestros hijos. Si nos resignamos a masacrar a nuestros animales, usted debe recordar y enseñarles a nuestros hijos que los ríos son nuestros parientes y también los suyos, y por lo tanto, debe tratarlos con la misma dulzura con que se trata a un familiar.

Sabemos que algunos políticos Asturianos de todo signo, nunca han tenido sensibilidad y respeto por nuestros acompañantes, los animales. Muchos de ellos no han sabido distinguir entre un Reo y un Salmón, ya que se han mostrado como extraños cuando escribían en el BOPA y tomaron deliberadamente de nuestra tierra lo que necesitaron. Nuestra flora, nuestra fauna que no ha sido su consanguínea sino su enemiga, y una vez conquistada y arrasada siguieron su camino, dejando atrás la tumba de nuestros amigos sin mirar atrás.

No existe un lugar tranquilo en nuestras ciudades, ni hay un sitio donde escuchar cómo se caen las hojas de los árboles en éste otoño o cómo aletean los escasos insectos. Pero quizá también esto debe ser porque somos Asturianos y no comprendemos nada. El ruido parece insultar nuestros oídos y, después de todo, ¿Para qué sirve la vida, si no podemos escuchar el aullido solitario del Lobo en Somiedo, ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde del río Narcea, ni el griterío de los Estorninos en nuestros parques, antes suyos, ni las juergas familiares de las nutrias en el Eo. Nosotros preferimos el suave susurro del viento sobre la superficie del mar, así como el olor de ese mismo viento purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pinos. El aire tiene un valor inestimable para nosotros, ya que todos los seres compartimos un mismo aliento, la fiera, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo aire.

El político Asturiano no parece consciente del aire que respira; como un moribundo que agoniza durante muchos días, es insensible al hedor de nuestras ciudades. Pero, si le autorizamos a masacrar a los animales deben recordar que el aire no es inestimable, que el aire comparte su espíritu con la vida que le sostiene. El viento que dio a nuestros abuelos el primer soplo de vida, también recibe sus últimos suspiros. Y si les alentamos a proteger a nuestra fauna, es para conservarla como cosa aparte y sagrada, como un lugar donde se pueda saborear el viento perfumado por las flores de los campos. Por ello no podemos considerar seriamente sus planes de abatir exentamente nuestros animales ya que no los necesitan para comer, solo para la diversión.

Somos Asturianos y muchos de nosotros no comprendemos otro modo de vida. He visto a miles de salmones pudriéndose en las murallas de los pantanos sin poder desovar. Somos Asturianos y no comprendemos cómo el hecho de subastar un salmón abarrota los ríos de cañas en busca del becerro de oro. Somos Asturianos y no comprendemos como se permite tanta barbarie contra los animales en nuestros circos, zoológicos, cotos, mercados etc. Espectáculos dantescos para el disfrute de unos pocos.

¿Qué sería del hombre sin los animales?. Si todos fueran exterminados, como así parece deducirse. El hombre también moriría de una gran soledad espiritual; porque lo que le sucede a los animales y las plantas también le sucederá al hombre. Todo va enlazado. Su apetito carnicero devorará la tierra dejando atrás sólo un desierto. No sé, pero nuestro modo de entender la vida es diferente al suyo. Será porque un sencillo Asturianu no comprende nada.

Es necesario enseñar a nuestros descendientes que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros abuelos. Es necesario inculcar a nuestros hijos que la tierra está enriquecida con las vidas de nuestros semejantes, a fin de que sepan respetarla. Es necesario que instruyamos a nuestros hijos que nosotros hemos trasmitido a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Sr. Longo, todo lo que le ocurra a la tierra le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los Asturianos escupimos en el suelo, nos escupimos a nosotros mismos.

Los Asturianos sabemos: Que la tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra. Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo lo que le ocurra a nuestros animales, le ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre no tejió la trama de la vida; él es sólo un hilo. Lo que hace con la trama se lo hace a sí mismo.

Contaminamos nuestros ríos y nuestro aire sin descanso y una noche apareceremos ahogados en nuestros propios residuos. Pero usted, el político intenta poner unos granitos mas hacia su destrucción, rodeado de gloria, inspirado por la fuerza de los votos que lo encumbraron en un asiento efímero y que por algún designio especial le dio dominio sobre nuestros animales. Ese destino es un misterio para nosotros, pues no entendemos por qué quiere exterminar a los lobos, vaciar nuestros ríos de Salmones, Angulas, de lo poco que les queda, de autorizar la ejecución de los jabalís que se mueven por los rincones secretos de nuestros bosques y se atiborran del paisaje de nuestras exuberantes montañas con cables y molinetes eléctricos.

¿Dónde están los matorrales?. Quemados. ¿Dónde están las golondrinas?. Desaparecieron. ¿Dónde están los Estorninos. No volverán. ¿Dónde esta la Angula?. Exterminada. ¿Dónde están los Calderones que visitaban nuestras rías?. Desterrados. ¿Dónde están las Arceas?. Abatidas. ¿Dónde están los Esguines de salmón? No les dejamos nacer. ¿Donde están las anguilas que inundaban nuestros regatos?. Las envenenamos.

Sr. Albano, no cambie vd. de profesión, de Veterinario a Carnicero porque bajará vd. la bandera para terminar con la vida de nuestros ríos, prados y bosques, contribuyendo de ésta manera al fin de las especies entre ellas la nuestra y de momentoel sálvese quien pueda.

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