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Fundación solidaria

31 de Marzo del 2009 - Ubaldo Gómez

Deambulaba perdido en mis pensamientos, suplicando al cielo una idea que me permitiese arrimar el hombro en esta incontrolada crisis, cuando, de repente, apareció mi amigo. ¿Recuerdan? Aquel que siempre que me encuentra siente un placer especial en pisotear mi sombra y con la verborrea de un arbitrista de baja estofa soltarme las mil y una ideas, revueltas en su inquieta hormigonera.

Así, y sin previo saludo, me soltó a borbotones lo del ciclón Obama. Y cuando quise intervenir, para advertirle que el último ciclón que había pasado por aquí, se llamara como se llamara, no había dejado, precisamente, un buen recuerd... Me cortó la palabra con un rotundo tú te callas. ¡Vale!

Y siguió con lo del Estado español... ¿Qué esta...? Y, sin dejarme terminar la pregunta, me espetó, por segunda vez, el tú te callas de marras y el vale acostumbrado. De acuerdo, de acuerdo, admitió. Debí decir, en vez de Estado español, diecisiete nacioncitas adosadas o «republiquines».

Por otro lado, lo de las nacioncitas adosadas es un resultado lógico, matizó, por hacer política de Estado desde el concepto de autonomía sin haber precisado, en tiempo y forma, los contenidos semánticos del término, y no haber previsto ni el coste político-económico, ni el socio-cultural, ni la persecución y barbarie lingüísticas, ni otras innumerables consecuencias.

Pero... quise acla... No hay pero que valga, ni tampoco aclaraciones. Al enemigo ni agua, aunque tenga razón. O ¿acaso te has olvidado de que estamos en España? ¡Bueno, o lo que queda de ella! ¿Y que en España, o lo que queda de ella, a los adversarios políticos se les considera enemigos?

Y, sin más, me dio el tercer aviso. Eso del tú te callas y el vale ya. Por ello, y ante el temor de que decidiese cortarme el rabo y las dos orejas, enmudecí.

Y él continuó hablando y hablando... de los dieciocho gobiernos o «gobiernines» y su inanidad.

Del partido de la oposición o la casa de los líos.

De los consejeros y concejales mudos o aprendices de arbitristas de poca monta.

De que Asturias es una de las regiones autonómicas con menos libertad económica y con mayor presión fiscal.

Del nuevo modelo de financiación propuesto por el «Gobiernín» central a los otros diecisiete.

De una iniciativa que sólo puede financiarse con más déficit, más deuda y más impuestos.

De la falta de solidaridad de las nacioncitas adosadas más ricas con las más pobres.

De los reclamados derechos históricos de alguna de ellas, o la vuelta a los roles heredados y de cuna, frente a los adquiridos y de mérito.

De la alianza de la izquierda con los nacionalismos. Una gracia que, a juzgar por los resultados de las elecciones gallegas y vascas, los ciudadanos de a pie empiezan a dar muestras de estar cansados de reírla.

De la crisis, esa hija bastarda, que el Gobiernín central nunca ha querido reconocer por antipatriota.

De esa hija bastarda, antes engendrada allén de los mares y ahora en la banca más sólida y mejor del mundo, la española.

De la cantidad de dinero público que el Gobiernín central inyecta a los bancos y de que éstos, en vez de utilizarlo para dar crédito a las familias, pequeñas y medianas empresas, lo emplean para comprar deuda pública.

Subtítulo:Cuando una sociedad declina es porque sus políticos no han sabido afrontar los desafíos del cambio

Destacado: Los políticos se han instalado en la cómoda atalaya del "y tú más", desde la que lo mismo sirven una de bermejos y garzones furtivos que una de espías y corruptos correas, sin centrarse en la grave situación de España

De la desaceleración de Z.P. y de cómo, en pirueta circense con triple salto mortal incluido, se pasa de la desaceleración a la recesión o incluso a la depresión del mago Solbes sin reconocer, eso jamás, a su hija bastarda.

De la crisis como un estado de ánimo «made in Z.P.».

De que, ayer, la crisis tendría su fin en este mes. Y, ahora, en un para largo me lo fiais. O, en palabras del gobernador del Banco de España, o lo que queda de ella, un fin sin fecha, supeditado, para más inri, al resurgir de la economía americana. Eso, para algunos países europeos... Pues, lo que es para España, o lo que queda de ella, de tener en cuenta la profecía de Krugman...

Del escalofrío que provocan los datos del paro.

De la temida y más que posible crisis social de seguir al ritmo actual los datos del desempleo diario.

De los veinte mil parados del Principado que no cobran ningún tipo de prestación por desempleo.

Y, lo que es peor, de la falta de ideas para resolver la grave situación de la economía real.

De la... ¡Basta ya...! Le interrumpí un tanto malhumorado. Estoy harto de tu irónico y negativo monólogo. Y, si no vas a ayudarme a encontrar la idea que buscaba antes de nuestro indeseado encuentro, ya te estás largando con viento fresco y dejándome en paz.

Mi amigo, un tanto sorprendido por mi inesperada reacción, sin hacerse más de rogar, me susurró al oído una de las muchas ideas que dijo tener.

Escucha, alma de cántaro, para empezar, tú y todos los que piensan como tú lo mejor que podéis hacer en este momento, si es que queréis arrimar el hombro, es intentar constituir una fundación o asociación solidaria de trabajadores con trabajo estable en pro del empleo.

¿Una asociación...? Si asociaciones hay la tira. Maticé. Sí, la tira... Asintió. Pero una asociación de trabajadores con salario estable en busca de empleo para los parados, que yo sepa, ninguna.

Una asociación, cuyo objetivo básico debe consistir en la creación de un fondo de empleo, con el fin de que en la ciudad de Oviedo y su concejo no haya un solo parado que no tenga alguna prestación al desempleo.

¡Por todos los santos...! Exclamé: ¿No tienes una idea más utópica?

Además, ¿puedes decirme para qué están los sindicatos y la clase política?

Mi amigo, que no tiene precisamente una gran fe en los santos y mucho menos en la clase política, descargó su embotellada desconfianza de años con un sonoro pataleo sobre mi pobre sombra, que desapareció como alma en pena que se lleva el diablo.

Y, una vez recobrada la calma, dijo: Comunica a tu sombra, si es que las nubes la dejan volver, que perdone mis malos modales.

Pero tú olvidas y tu olvido es el causante de mi enfado, que yo, equivocado o no, lo reconozco, estoy convencido de que, cuando una sociedad declina, no es por una limitación mística de una vida corporativa, sino porque sus políticos no han sabido afrontar los desafíos del cambio.

Y ello, porque se han instalado en la cómoda atalaya del «y tú más», desde la que, en las tertulias de la tasca en la que han convertido el patio del Congreso, lo mismo sirven una de bermejos y garzones furtivos que una de espías y corruptos correas, sin centrarse en la grave situación por la que pasa España. ¡Bueno, o lo que queda de ella! Sus cuatro millones de parados y...

Y me contó, en claro símil, aquello del pintor subido en la escalera a veinte metros de altura, cuando llega su ayudante gritando: Manolo, Manolo, agárrate a la brocha que voy a retirar la escalera.

¡Para, para...! No sigas por ese camino. Déjame de discursos y dime qué se puede hacer con tu asociación. Muy fácil. Tú lanzas la idea. Estoy seguro que la inmensa mayoría de los que piensan como tú la van a saludar con agrado y la acogerán como un acto social saludable, además de facilitarte ideas y más ideas del cómo hacerla realidad y eficaz. Apostilló.

Y, sin más explicaciones, como si todo fuera así de sencillo, desapareció como por encanto, en busca de mi pobre sombra, para presentarle personalmente sus disculpas, pues las nubes no la habían dejado volver.

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