Del amor y otras pasiones interesadas
Pues de ahí al amor, señor Mencía, no hay más que un paso. Dice el saber popular que amores reñidos son los más queridos y no debemos olvidar que Cascos, por muy sonora que haya sido la detonación con la que se fue del PP, sigue manteniendo en esa formación amistades poderosas que anhelan su regreso al redil y, más ahora que demostró su tirón electoral en la región y puede aportar un número de votos que culminaría por vestir de azul un mapa político jamás soñado por nadie en las filas populares.
A poco que Rajoy utilice la diplomacia, atienda las muy justas llamadas de socorro que los socialistas encaramados al poder central jamás atendieron y limpie de rémoras el partido en Asturias, cosa nada baladí, Álvarez-Cascos volverá a reintegrarse en las siglas populares. Lo de FORO no es más que un órdago en el juego político que durará lo que ambos líderes conservadores tarden en fumar la pipa de la paz o el puro cubano de la concordia, que tanto da.
Es verdad que para que esta teoría llegue a convertirse en hechos reales, Rajoy debe allanar el camino sacando a Gabino del sillón pontifical, pero nunca dándole un cargo de representatividad en el que los odios lleguen a cruzarse demasiado a menudo. De todas formas, a un servidor, el todavía Alcalde de Oviedo siempre le pareció un fanfarrón capaz de amoldarse al terreno que en cada momento toque transitar.
De momento, el hecho de intercambio de favores presupuestarios en ayuntamientos principales y Principado, auguran una relación futura más que cálida entre ambas formaciones conservadoras. Si a esto sumamos el barrido y torpedeo que los foristas realizan a diario sobre el extinto arecismo y su nefasta gestión rayana en lo delictivo, convierten a la formación de Cascos en un objeto de deseo útil que les puede dar una mayoría absoluta que ni en el mejor de sus sueños vieron tan cerca.
Claro que, si Cherines y Ovidio Sánchez siguen empeñados en la reanimación de ese enfermo terminal, políticamente hablando, que es Gabino de Lorenzo, la estrategia del acercamiento y posterior reinserción puede terminar como el rosario de la aurora y dar al traste con la limpieza de liderazgos locales que tanto necesita el PP asturiano. Esto, suponiendo, como indico más arriba, que Gabino no se pliegue a los dictados del todopoderoso Rajoy, haga mutis por el foro y deje al arbitrio de Soraya la fregona de la decencia política.
De todas formas, lo relatado no es más que un juego teórico del adivina adivinanza. A saber cómo continuará la historia y cómo terminará ese noviazgo opositor entre el pragmático Javier Fernández y el lenguaraz Jesús Iglesias que tienen mucho que decir en todo esto del futuro y enredo político de Asturias.
De momento, Javier Fernández tuvo la habilidad e inteligencia suficientes como para mantener limpias e intactas sus aspiraciones políticas. El desmarque de Areces y su gestión, le dan un prestigio que no alcanzaría de haberse rendido en su día a los encantos del poder ejecutivo tal y como le había sugerido Iglesias. Sólo le queda por abordar la regeneración democrática de su partido, cuestión que, al llevar implícito el cambio de nombres, levantará ampollas entre los damnificados, pero es absolutamente necesaria.
Quiero recordar a las direcciones políticas del PP y PSOE que en Avilés, por poner un ejemplo, hay una generación de ciudadanos, a punto de terminar carreras universitarias, que no conocieron más líderes políticos que a Álvaro Álvarez por el PSOE y a Joaquín Aréstegui en el PP. Díganme ustedes si, en esto de la regeneración democrática interna, el proceder de ambas organizaciones, más que a partidos políticos europeos, no corresponde a formaciones seudodemócratas como el Partido Revolucionario Institucional mejicano. Debe ser este el canon a pagar por los cuarenta años de franquismo.
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