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Salave, ni por todo el oro del mundo

5 de Enero del 2012 - Pedro Bengoechea Garín

Casi en todos los casos en que el atracador nos pide la bolsa o la vida, no queda otra opción que escoger el segundo valor, que es el bien más preciado que tenemos. Hablaríamos en tal coyuntura más de imposición –el factor determinante de decisión– que de simple opción. Yo creía que esto era así de evidente todas las veces que se presentaba tal dilema, pero he constatado con sorpresa que no lo es. Según de qué se trate y según el «yo y mis circunstancias»..., se comprueba que muchos, aunque sean pocos esos muchos, prefieren dar su vida para obtener la bolsa, lo cual no deja de ser bastante paradójico. Salvando las diferencias y las equivalencias a tener en cuenta por respeto a los responsables de la empresa minera, nuestra analogía no carece de fuerza ilustrativa. En el transcurso del tiempo, tanto la reivindicación como la actitud que la ha impulsado, por que no se lleve a cabo la explotación de la supuesta mina de oro de Salave, exceptuando un grupo significativo de luchadores convencidos, que se ha mantenido inalterable, en el resto han tenido, a mi entender, algunas oscilaciones que no siempre eran la expresión de una posición clara y firme. De unanimidades absolutas se ha pasado a grupo o grupos fragmentados por diversos y múltiples intereses personales. Probablemente nunca hubo una totalidad de incondicionales a la causa, ni tampoco todos ellos siendo pragmáticos entregaron su alma al diablo. Cabe reconocer que estos vaivenes desde el inicio son producto de unas expectativas abiertas por las empresas mineras en cuestión, cuya credibilidad siempre se ha cuestionado y puesto en entredicho.

Subtítulo: En defensa de la vida, la naturaleza y la belleza

Destacado: Por descontado que cada uno es libre de luchar por lo que crea conveniente, pero su libertad está ciertamente condicionada por el bien o la salud de otras muchas personas

Me hace sospechar que la mayoría de los que dudan o albergan temores, al tiempo que hacen honor al ecologismo más puro, simultáneamente se mantienen expectantes a los proyectos y otros ofrecimientos ensoñadores que cualquier actividad empresarial o minera de estas características puede presentar, eso sí, en las mejores condiciones aparentes y al coste de lo que fuera, con tal de satisfacer las ansias desesperadas de trabajo que en tiempos de un desempleo feroz se agudizan hasta el extremo más patológico. Por descontado que cada uno es libre de luchar por lo que crea conveniente, pero su libertad está ciertamente condicionada por el bien o la salud de otras muchas personas y la preservación de la naturaleza, que es un bien natural de incalculable valor.

Nunca vi ni oí hablar ni exponer tantos datos, gráficas y estimaciones estadísticas como en una conferencia impartida el pasado verano en la localidad de Tapia por expertos de alta cualificación. Se destacaba la peligrosidad de ciertos elementos de máxima toxicidad, que tienen efectos destructivos en un radio de acción de hasta diez kilómetros, sobre los seres vivientes y orgánicos, especialmente sobre la fauna y la flora del entorno, y en toda la cadena trófica, a consecuencia de la actividad del yacimiento aurífero. Su utilización sería, sin lugar a dudas, la plaga o el castigo bíblico más atroz en una de las zonas más bellas, pacíficas y de mayor encanto natural y paisajístico de toda España. Ha de ser, por lo tanto, protegida como tal por instancias más altas tanto de Europa como de España. Así lo han entendido el Ayuntamiento de Tapia y sus vecinos (denegando la licencia de inicio de obras), y la Plataforma Oro No, en denodada lucha por mantener incontaminado el entorno mencionado. De igual manera también nos posicionamos todos nosotros, desde la convicción más profunda, afectados y no afectados, en la misma actitud reivindicativa, porque amamos apasionadamente la vida, la naturaleza, la belleza, y no estamos dispuestos a canjear este patrimonio inconmensurable por todo el oro del mundo.

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