Subida al Cuitu Negro
La primera noticia que tuve del final de etapa en el Cuitu Negro fue el 28 de diciembre. Me indigné, pero dado el día creí que era una inocentada. Sin embargo, parece convertirse en realidad.
Asturias podría ser un destino importante para cicloturistas nacionales y europeos, lo mismo que lo son los Pirineos, Vosgos o Alpes. En nuestra región hay infinidad de altos y puertos, de distinto grado de dificultad y en un entorno realmente atractivo para cualquier aficionado.
Sin embargo, todo esto no es suficiente. Los firmes de nuestras carreteras no tienen
mantenimiento alguno. Si subimos al puerto de Tarna nos encontraremos, desde Campo de Caso, un asfaltado infame y además con gran cantidad de baches a partir del pueblo de Tarna. La subida a la Cubilla podría equipararse a muchas cimas míticas del Tour, pero no puede programarse para una etapa por sus pésimas condiciones. Cualquier aficionado al ciclismo en Asturias sabe que la lista de estas carreteras sin mantenimiento es larguísima. Además, con alguna pequeña inversión podría atraerse a turistas ciclistas. Así, podrían marcarse las pendientes medias de cada kilómetro de subida, tal como vemos en Francia y aquí en la subida a Coto Bello. Lo mismo que se imprimen folletos con pequeños recorridos (PR) pedestres, la Administración regional podría publicar un libro de ruta con las pendientes kilométricas de los puertos. Son pequeñas inversiones, que creo serían rentables.
Y ¿qué se les ocurre hacer? Pues sacarse un conejo de la chistera e inventarse el
asfaltado desde Brañilín hasta el Cuito Negro. En la anterior legislatura regional
tuvimos alguna muestra de este grandonismo y del poco interés por los asturianos
de a pie. Así, por ejemplo, en La Morgal comenzaron a gastarse 6 millones en el
Complejo Fernando Alonso (incluido su museo), mientras que las instalaciones del
Complejo La Morgal están abandonadas.
Esperábamos que con la que está cayendo las administraciones actuaran más
sensatamente, pero a lo visto parece que no.
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