Fátima, El Escorial y el Evangelio (III)
Continuando con la comparativa establecida en las dos anteriores entregas, con este mismo título, en LA NUEVA ESPAÑA (24-10-2012 y el 21-12-2012) en este mismo medio de Cartas al Sr. Director por Internet, permítaseme tocar hoy un punto en las dos citadas Apariciones de la Virgen y en el Evangelio
Tanto en Fátima como en El Escorial, la Virgen muestra a los videntes el infierno: (tomado del libro Memorias de Lucía) El reflejo parecía penetrar en la tierra y vimos como un mar de fuego Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, con formas humanas que fluctuaban en el incendio, llevadas de las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo cayendo por todos los lados, semejantes al caer de las pavesas en los grandes incendios, sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación, que horrorizaban y hacían estremecer de pavor (Debe de haber sido a la vista de esto cuando di aquel ¡Ay!, que dicen haberme oído) Los demonios distinguíanse por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero tranparentes como negros carbones en brasa Asustados, y como para pedir socorro, levantamos la vista hacia Nuestra Señora que nos dijo entre bondadosa y triste: -Habéis visto el infierno, donde van las almas de los pobres pecadores (Fátima, Aparición del del 13 de julio de 1917)
En El Escorial (Madrid, España) la Virgen el 13 de Mayo de 1984 a la vidente y víctima de reparación, Amparo Cuevas Arteseros: Hija mía, es una fecha muy importante En estas fechas, hace años, me aparecí a unos niños; hice mi presencia , pero ¡cuánto costo creerlo!, hija mía; pues los niños sufrieron mucho;pues por eso te digo, hija mía, que tú tienes que sufrir mucho y la misma Virgen de los Dolores en Prado Nuevo de El Escorial Madrid- el 20 de Mayo de 1984 muestra a Amparo Cuevas el infierno: -tú piensa qué amargura siente mi Corazón cuando millones y millones de almas se precipitan en el fondo del abismo Vas a presenciar un cuadro, hija mía
(Entre sollozos de horror Amparo se lamenta): -¡Ay, ay,ayy! ¡Ay, eso es horrible! ¡Ay! ¡No puede ser, no puede ser que Dios haga eso! ¡Ay, ay! ¡No puede ser, no, no! ¡Ay, ay¡, ay! ¿No pueden salir de ahí ya más? ¡Ay! ¿Que no? ¡Ay! ¡Ay!
-¡Para siempre, para siempre, hija mía! ¡¡Para toda la eternidad! Y no es Dios; son ellos por su propia voluntad
(Amparo pregunta, sollozando): -Dime lo que puedo hacer para que no vayan ahí
-No para ti sólo, hija mía, sino para todos; sacrificio, sacrificio y penitencia, acompañado de la oración Rezad el santo Rosario, hija mía, todos los días Pensad que es mi plegaria y yo os puedo dar muchas gracias
-¡Es horrible eso! Es horrible
-Esto hice ver, hija mía, a esos tres niños, y ¡cuánto les hicieron pasar! ¡Cuántas crueldades, hija mía! Pues este mismo aprieto tuvieron ellos (del libro ¿Continúa Dios manifestándose a los humildes? Tomo III)
Esta visión del infierno, no tanto en la representación que del mismo vieron tantos los videntes de Fátima como la vidente de El Escorial, sino la existencia del infierno, que es lo realmente importante, bien ya revelado en los Santos Evangelios que lo cita tantas veces como el cielos preparado para los bienaventurados Así el infierno preparado para Satanás y sus secuaces está también destinado para el ser humano que no cumpla la voluntad de Dios (como lo ratifican las visiones antes citadas): Entrad por la puerta estrecha Que es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición y son muchos los que entran por ella Y es angosto el camino y estrecha la puerta que lleva a la vida y son pocos los que la encuentran (Mt. 7, 13-14; Lc, 6, 43-45)
José Antonio Colao Álvarez,
coordinador para Asturias de la Asociación Internacional de Amigos de Prado Nuevo
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