El invierno no se lo come el lobo
Este otoño/invierno que estamos viviendo en Asturias, y en el resto de la geografía peninsular, está resultando uno de los más cálidos y estables desde que se recogen registros climáticos, ya hace un siglo.
Apenas se han registrado nevadas en las montañas, las estaciones de esquí están cerradas y el tiempo invita a dar largos paseos y practicar deporte al aire libre.
Yo particularmente no recuerdo algo similar en mis ya 36 años de vida.
Este calentamiento del clima, evidente en las últimas tres décadas, puede atribuirse al aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, que desde la revolución industrial a esta parte se ha venido produciendo con origen antropogénico.
Es el llamado calentamiento climático global.
Pues bien, el clima es caprichoso y la atmósfera no siempre se ciñe a los patrones que parecen establecidos.
Frente al calor inusual en Europa y puntos de EE UU, otros lugares del mundo como China o nordeste de la India han comenzado el invierno con fuertes temporales de nieve y temperaturas gélidas.
Y parece que la tendencia se va a invertir en las próximas semanas, tanto en Norteamérica como en Europa.
En Austria ya se ha registrado esta semana un fuerte temporal de nieve.
Parece sólo el aperitivo ante el crudo invierno que se avecina.
Los modelos numéricos se vienen empleando desde hace décadas para predecir el tiempo que hará en el futuro. Existen modelos a corto plazo, a medio plazo y modelos estacionales.
Estos modelos numéricos resuelven ecuaciones diferenciales en superordenadores.
Los parámetros que se introducen son básicamente y a groso modo, presiones y temperaturas medidos en observatorios, globos sonda, etcétera, así como datos de tipos de suelo y orografía.
Muchos países cuentan en la actualidad con esta tecnología tan sofisticada.
España tiene en propiedad el «Hirlam» para predicciones a corto plazo y es copropietario del ECMWF, modelo europeo de predicción para medio plazo.
Otro modelo de referencia para predicciones a medio/largo plazo es el modelo americano de aviación GFS.
Pues bien, los modelos numéricos empiezan a confirmar que el tiempo en Europa va a cambiar bruscamente hacia mediados de mes.
La aparición de un anticiclón ártico cortará la circulación zonal que marca la pauta hasta ahora, provocando un bloqueo de las borrascas generadas en Terranova y una fuerte irrupción de aire polar sobre toda Europa central y occidental.
En Asturias el tiempo comenzará a cambiar el domingo 15 de enero, cuando una borrasca procedente de Islandia se descolgaría sobre el territorio astur, dejando chubascos, un descenso importante de las temperaturas y nieve por encima de los 800 metros.
La situación se podría recrudecer la semana del 16 al 22 de enero, llegando el frío y la nieve de forma abundante a nuestras latitudes.
Debo apuntar que la fiabilidad de los modelos numéricos en la actualidad se estima en un 95% a 3 días vista, en un 70% a 7 días vista y en un 40% a 10 días vista.
Por tanto es una situación que ronda el 70% de probabilidades de producirse a día de hoy, 9 de enero de 2012.
El invierno no se lo come el lobo.
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