Obligada solidaridad

Concepto de «solidaridad», y me permito el intrusismo de impartir conceptos no teniendo título alguno de docente pero sí el de «asesora de pacotilla» que me han llamado aquí mismo hace unos meses: «Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros». Acabo de buscar la definición de «solidaridad», la palabra de moda, en uno de los casi cien tomos negros del mueble de caoba que luce en el ala oeste de mi salón heredado de mi familia, al que mi hijo llama «quepasa» y luego pasa de largo...

Todo este prólogo es un intento de distraer al ocioso que se autoflagela con descifrar mis cartas sin conseguirlo, tarea que está claro que le provoca supurar odio hacia mi persona. Pero ya lo decía el desaparecido don Antonio Pérez-Casas, el catedrático de Anatomía: «Ubi pus, ubi est vacua...», o algo así. Y yo estoy obligada por juramento a facilitarle, si no es posible la curación de su inquina, al menos una relativa mejoría. Hala, al grano.

Resulta que mi apreciado Mariano (¡ay, Mariano!, no te envidio todo lo que te espera...) asesorado por su comité de expertos, que parece que no existiesen tales técnicos en los siete años anteriores de gobierno «solidario», va y se encuentra con tal socavón en los sótanos del Estado que la fuga inunda las pocas reservas que quedaban... Y como buen fontanero, lo primero de todo tiene que parchear provisionalmente las podridas tuberías en espera de poder cambiarlas por nuevas.

A mí como a todo el mundo, pero sobre todo como parte de los 10 millones de trabajadores asalariados que le votamos y botamos al Gobierno anterior, me sorprendió y fastidió inicialmente la noticia de la subida del IRPF de forma súbita en contra de lo previsto y anunciado en campaña electoral. Circulan al respecto en la red discursos de Mariano en contra de la subida homóloga del Presidente anterior cuando estaba en la oposición.

Pero habida cuenta de que dicho predecesor en el Gobierno sólo se ensañó con los funcionarios levantándose una buena mañana (después de platicar entre sueños con el presidente del Primer Mundo, el que no ha abolido aún la pena de muerte...) y anunciando la reducción de al menos el 5% de sus sueldos mayoritariamente mileuristas, ya va siendo hora de que el resto de trabajadores también pongan un granito de arena para tapar el socavón de esta crisis...

¿O no somos ahora unos privilegiados «relativos» frente a los parados todos los que tenemos un sueldo, una nómina, un trabajo, un techo, el acceso al carrito de la compra básico o una pensión...? (Ver hemeroteca)

Desconozco el tanto por ciento de los rendimientos del trabajo que nos veremos obligados a restar de nuestros ingresos los actuales «privilegiados», pero siempre serán proporcionales a nuestro nivel de emolumentos: Si se paga a Hacienda un 1 por ciento más por ejemplo, de un sueldo mensual de 1.000 euros serán 10 euros, muy por debajo de los 50 euros que Zapatero decidió aquella mañana robar a los funcionarios mileuristas exclusivamente (a servidora bastante más, «mea culpa» por tener una nómina del odiado «grupo-A» trabajando con exclusividad en la sanidad pública).

Y las pensiones y nóminas no contributivas seguirán siéndolo, por supuesto... Así que, por favor, menos injurias contra mi apreciado Mariano, por favor... (En Barcelona le llamábamos Mariano cuando iba por allí, éramos cuatro y muy arriesgaos).

Tiro para Hacienda a pagar una multa además de los atrasos e intereses como la mayoría de compañeros sanitarios públicos de Asturias, ya que increíblemente omitimos involuntariamente declarar unos atrasos del Sespa en 2008 porque «alguien omitió» comunicarnos allí mismo en las oficinas de Hacienda, donde nos elabora la mismísima Agencia Tributaria la declaración de forma gratuita cada año, que teníamos que hacer una «declaración complementaria» paralela y simultánea a la anual del 2009. ¿Alguien puede creer que hubiéramos osado engañar voluntariamente a Hacienda los trabajadores por cuenta ajena del Sespa...?

A partir de este año agradezco públicamente a la inmensa mayoría de los trabajadores y funcionarios cara al público en la administración de Hacienda su esfuerzo y amabilidad durante la campaña anual gratuita de elaboración de la declaración que ofrece el Estado a los contribuyentes de a pie, pero servidora pagará encantada desde hoy mismo los honorarios de un asesor fiscal para la confección de la dichosa declaración, contribuyendo además a mantener y/o crear al menos un puesto de trabajo como trabajador autónomo experto en la materia... Por el camino seguro, segurísimo, que arriesgo la vida cruzando en algún paso de peatones mientras se salta el semáforo alguna flamante furgoneta de alta gama libre de impuesto de circulación camino de su piso nuevo libre de hipoteca, con IBI y recibos de la comunidad, agua y electricidad gratis... Por la tarde seguro segurísimo que el mismísimo conductor acude a urgencias donde se le dispensará su tratamiento en recetas rojas de pensionista, tal y como es nuestro deber.