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Agradecimiento al 112 y al Sespa

29 de Enero del 2012 - Juan Carlos Norniella Rodríguez (Oviedo)

El día 1 de noviembre de 2011, el último del puente de Todos los Santos, me encontraba con mi familia en una casa en Poo de Llanes. Sobre las once de la mañana estaba en pijama y sentado en el borde de madera de la mesa del salón, jugando con mi bebé, que estaba en mis brazos, y con mi hijo mayor. En un momento dado, al hacerle una broma al bebé, me eché un poco hacia atrás en la mesa, momento en el cual sentí que se rompía el cristal que tenía la mesa en la parte central. De forma instintiva, para no caer dentro de la mesa con el bebé, metí la mano izquierda en esa parte de la mesa que acababa de romper. Al sacar la mano comprobé que tenía un gran corte en la muñeca, del cual salía con fuerza mucha sangre. Asimismo, al dejar al bebé en el suelo también lo vi cubierto de sangre, aunque rápidamente se vio que estaba ileso y que esa sangre procedía de mi muñeca.

Muy alarmado, dado que este hecho también fue presenciado por mi hijo mayor, de 9 años, que de inmediato comenzó a llorar sin consuelo, avisé a mi mujer, que estaba en el piso de arriba, y conseguimos llamar al servicio de Emergencias 112 Asturias, después de haber dejado sangre por buena parte de la casa. Desde el 112 indicaron que pusiera el brazo en alto y apretara con fuerza la herida con un paño. Así lo hicimos, pero los momentos que transcurrieron hasta que llegó la ambulancia que nos enviaron fueron de gran angustia, aunque ya contamos con la impagable ayuda de nuestros vecinos.

Al poco rato llegó la citada ambulancia, procedente de Llanes, con su correspondiente equipo médico, que, tras ver el alcance de la herida, pusieron más paños sobre la misma y la apretaron con fuerza, procediendo a trasladarme a la ambulancia, tal cual estaba, en pijama, con destino al Hospital del Oriente de Asturias (Hospital de Arriondas). En esos momentos, y habiendo visto la cantidad de sangre que perdía, y conociendo la distancia hasta el Hospital de Arriondas, yo creía que no me sería posible llegar consciente al hospital. No obstante, con los cuidados del equipo médico, apretándome la herida y suministrándome suero, conseguimos llegar sin novedad y sin siquiera mostrar síntomas de mareo.

De forma muy rápida fui atendido por el servicio de urgencias del hospital. Se procedió a retirar los paños que envolvían la muñeca para que un médico valorara la herida. De repente vi cómo la cara y la bata blanca del médico se cubrían con un chorro de mi sangre. Fue un momento muy difícil. A la vista de la situación, procedieron a localizar a un nuevo médico, que apareció de inmediato vestido con ropa de calle. Bajo su dirección, consiguieron detener la hemorragia poniendo pinzas en la zona dañada.

Una vez controlada la hemorragia, procedieron a trasladarme en ambulancia, con la compañía de una enfermera, al Hospital de Oviedo (HUCA), donde ya me estaban esperando y, de forma muy rápida, un extraordinario equipo de cirugía plástica reparó, tras cuatro horas de intervención, los nervios, tendones y arteria afectados, en esta última utilizando técnicas de microcirugía.

Al día siguiente del accidente, es decir, el 2 de noviembre, fui dado de alta, pero llevando, lógicamente, el brazo vendado y la muñeca inmovilizada. Actualmente, estoy en proceso de rehabilitación, viendo cómo día a día, y gracias a los cuidados del equipo de rehabilitación del Sespa (Servicio de Salud del Principado de Asturias), voy recuperando la funcionalidad de la mano.

Hoy, después del tiempo transcurrido, y más recuperado psicológicamente de lo sucedido, me he sentido en condiciones de escribir estas palabras para mostrar mi profundo agradecimiento y respeto por los profesionales de nuestro Sespa y del 112 Asturias, en particular a todos los que me atendieron y a los que me siguen atendiendo y ayudando a rehabilitar. Creo que la sanidad pública, que se ha logrado con el esfuerzo de varias generaciones, es el logro más grande de nuestra sociedad. Por ello debemos de conservarla y mejorarla en lo posible, corrigiendo sus fallos.

Por último, sirva esta experiencia para que tomemos las precauciones necesarias frente a determinados objetos que nos rodean en nuestra vida cotidiana (cristales, cuchillos, etcétera), que en un momento dado pueden ocasionarnos graves daños.

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