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Innovemos, eliminemos la semana laboral

20 de Enero del 2012 - Carlos Muñiz Cueto (Gijón)

La libertad del otro no gusta, lo que gusta es el poder sobre el otro. No hemos añadido nada nuevo a lo que se nos ha dicho desde hace miles de años. El desarrollo tecnológico en lugar de procurarnos más libertad nos la deniega con el desempleo, que nos somete a grandes desigualdades y penurias con su chantaje. Sin embargo, debemos usar bien el desarrollo tecnológico, no debemos preguntarnos ¿cómo podemos ser más libres?, sino aplicarnos a la tarea de ¿cómo el prójimo puede ser más libre? Cegados por dogmas no vemos que la verdad que nos puede hacer libres siempre ha estado escrita desde antiguo. «Al séptimo día, terminado su trabajo y viendo que era bueno, descansó». La realidad que se nos dice es que tras un periodo de actividad creativa, y viendo que todo ha sido bueno, se descansa. Si el mundo se hubiese ceñido a ello: a la actividad creativa y no a la explotación alienante de las personas; a la reflexión sobre lo hecho, mirando si es bueno o malo para la Humanidad y no sólo si es bueno o malo para el poder, si descansásemos únicamente si es bueno y nos parásemos a reflexionar si es malo... seríamos unos auténticos innovadores y la Humanidad no estaría sometida al frecuente colapso y al espeluznante resultado de que las próximas generaciones no serán más felices. Pero nos centramos en el número siete sin más. Por eso la semana tiene siete días y, en dos de ellos, todo permanece parado, cerrado y sin actividad, precisamente cuando este mundo competitivo requiere constantemente de creativas y nuevas inversiones que rápidamente se quedan obsoletas. Además, liberamos a la masa laboral de golpe, cerrando precisamente muchos de los servicios y provocando frecuentes necesidades puntuales que requieren de cuantiosas inversiones; para colmo, la actividad laboral está mal repartida entre las personas y existen grandes cifras de desempleo.

Por todo ello propongo, con ánimo de repartir el trabajo, que:

- Todas las empresas podrán, y deberán, mantener su actividad de forma continuada.

- Toda persona que trabaje por cuenta ajena deberá disponer de un día de descanso como mínimo tras un periodo de trabajo que será, como máximo, de cuatro días.

- El total de horas del periodo continuado no podrá ser superior a 28 horas, ni tener más de 7 horas diarias (salvo en el caso de un único día de periodo de trabajo).

- El día estará dividido en dos turnos: mañana [02-14h (+/-) 2h] y tarde [14-02h (+/-) 2h]. Y cada uno de ellos se subdividirá, a su vez, en dos subturnos de seis horas (pudiendo realizarse subturnos alternados de seis + 1 horas de duración que puede ser compartida con el subturno relevo).

- La remuneración salarial se hará por ocupación laboral y comarca, en base al número de horas y al periodo del día (subturno) en que se incluyan éstas.

- Los días primero y último de cada mes serán fiesta nacional, no trabajando nadie. Se eliminarán todas las demás fiestas salvo por Navidad y Semana Santa.

- Las parejas reconocidas tendrán preferencia para elegir grupo de turno o subturno.

- El calendario laboral estándar será de 67 periodos laborales anuales de cuatro días con: 268 días laborales, 67 días de descanso, 24 días festivos, y los días de Navidad (24, 25 y 30), y de Semana Santa (viernes, sábado y domingo santos).

- El autónomo, o una asociación de autónomos, podrá trabajar cuando le plazca y les convenga. Este es el objetivo del auténtico desarrollo tecnológico: la eliminación del trabajo por cuenta ajena o, si no, subturnos de 6 + 1 horas.

Con cinco millones de parados, me gustaría que el sector servicios me atendiera personalmente en mis días de descanso, pero: «En tiempo de desolación nunca hacer mudanza» y mucho menos innovación, pero esa es la innovación: no hacer caso.

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