Me voy haciendo mayor
No sé qué me pasa últimamente, las cosas que suceden a mi lado las veo muy distintas a lo que hace unos años conocía como buenas.
Yo pertenezco a un grupo político en el que todos éramos uno, un Partido Popular que no tenía otra finalidad que gobernar en Siero para hacer mejor la vida de los vecinos. Bueno, ahora estoy en un partido dividido, donde los afiliados aplauden en la calle la elección de un alcalde socialista y donde sus dirigentes alaban su gestión. ¿Es para esto para lo que nos votan los vecinos? No me gustan los «motes»: oficialistas, vazquistas, no adscritos, etcétera.¿No será mejor llamarnos a cada uno por su nombre e intentar dejar lo que nos desune y aprovechar lo que nos une? Invitemos a todos los afiliados a nuestras fiestas, aunque sean familia de alguno con el que no nos «casaríamos», y así llegaremos a tener el partido que teníamos. Todos somos educados y nadie daría problemas.
Pero no es sólo esto lo que me hace ver cambiada a la Pola. ¿Quién mayor de 10 años no conoció un precioso muro de piedra separando la finca de Guisásola de la de la iglesia? Cruzaba en un principio desde la calle, hoy, Ildefonso Sánchez del Río (antigua avenida de Calvo Sotelo) a la calle Celleruelo. Después se hizo, en precario, la casa que hoy ocupa el edificio del JB y mucho más tarde el edificio de Correos, quedando el muro que hubo siempre entre los dos. En la última obra en la plaza de la Libertad el muro cayó con una pala. ¿Sabe el pueblo de quién era la obra y quién era la concejala de Urbanismo?, ¿por qué no se protestó con la vehemencia que se hace ahora? Desde luego, creo que el concejal de IU debería de saberlo, porque era del mismo partido de quien consintió el derribo y no la recuperación al instante, o ¿habrá intereses personales ahora en este derribo del muro?
Pero me preocupa qué información nos llega por la prensa que tenemos, que no se preocupa por enterarse, ¿cuándo fue éste un paso entre las dos plazas como dice el corresponsal de LA NUEVA ESPAÑA? No hablen de hacer un muro nuevo como si nunca lo hubiera habido. Los vecinos que compraron en esa plaza fueron engañados por la constructora, que les dijo que tendrían salida a Celleruelo y no la tienen. Reclamen la salida por un bajo y todos contentos.
Después de todo esto, creo que debo dar gracias a Dios porque, por lo menos, no perdí la memoria.
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