La personalidad
A José F. Cosmen Adelaida, honoris causa por la Universidad de Oviedo
Dentro del flujo continuo de la evolución humana, la personalidad se alimenta poco a poco de cuanto encuentra a su alrededor. No se consigue en poco tiempo alcanzar la armonía y una cierta seguridad. Los rasgos de la personalidad son la herencia, el ambiente y la experiencia propia. Pero no debemos despreciar la experiencia ajena, a poco observadores que seamos también servirá para enriquecernos. En definitiva, es un estilo de vida que afecta a la forma de pensar, sentir, reaccionar, interpretar y conducirse por ella. Dentro de la herencia o el ambiente en que nos desenvolvemos se puede encontrar el germen de la personalidad.
Subtítulo: La ejemplar trayectoria empresarial de José F. Cosmen Adelaida
Destacado: Si empleáramos bien el tiempo llegaríamos a la conclusión de que la vida es lo suficientemente larga para permitirnos la realización de grandes empresas
Habrá que añadir inmediatamente que a través de ese proceso evolutivo el primer gran logro de cada uno es alcanzar la madurez personal. Eso sí, en sintonía con la edad, que lleva implícito un grado de equilibrio entre el comportamiento y conducta coherente en armonía con la realidad. Ya se definió la madurez como el llegar a ser persona, mediante el desarrollo de ciertas necesidades básicas.
¿La madurez como camino hacia la plenitud? Si se realizara una encuesta, seguro que la gran mayoría llegarían a la conclusión de que la vida tiene muchas vertientes y, como consecuencia, es compleja; no obstante, debemos hacer que su conocimiento sea lo más sencillo posible. Hemos de zaherir la inteligencia de que dispongamos cada uno para que nos la muestre sencilla, sin turbaciones. Pero no debemos olvidar estar preparados para afrontar las adversidades que toda existencia humana ha de soportar, pues el carácter se forma en las tempestuosas oleadas de la vida. Se ha dicho que la fama es un efluvio; la popularidad, un accidente; las riquezas, efímeras. Sólo una cosa perdura: el carácter. La inteligencia es una espada cortante y de duro acero. El carácter es su empuñadura, y sin empuñadura no tiene valor. Ahora bien, hay que ser conscientes de que la plenitud, como la felicidad, son estados que hemos de fijar como objetivos pero sabiendo que nunca se alcanzan.
Por último, llegado este punto, cabe preguntarse: ¿es breve la vida? Para algunos, en efecto, es breve, porque los abandona cuando aún se están preparando para ella. Seguramente sin pensarlo muchas veces, nos quejamos con frecuencia de que es muy corta la vida. Si empleáramos bien el tiempo llegaríamos a la conclusión de que es lo suficientemente larga para permitirnos la realización de grandes empresas. No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho.
José Antonio Coppen Fernández, cronista de Lugones
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