De un condiscípulo, a Heradio...
Tuve la suerte de ser su condiscípulo en nuestra querida Universidad de Oviedo, y después de 45 años de no vernos, en estas pasadas Navidades y estrenando un año nuevo (2012), insospechadamente, estando de paseo, visitando a mi familia puertorriqueña-astur, nos volvimos a encontrar; un fuerte abrazo nos dimos y nos pusimos a recordar el pasado y lejano ayer de estudiantes, así como a nuestros queridos profesores, muchos ya, tristemente, desaparecidos, así como a puertorriqueños y nicaragüenses, que un lugar especial ocupan en nuestros corazones.
Para sellar nuestro encuentro él me hizo obsequio de dos obras suyas: «Rubén Darío, Siempre...» y «Palpitaciones poéticas»... Grande sería mi sorpresa al leer en ellas versos dedicados a mi ínsula mágica –que el gran Gautier / llamó la Perla de los Mares–, ¡Puerto Rico!; ya no digamos de sus semblanzas ora en ensoñadores y nostálgicos poemas, como en prosa ... y más sorpresas. Precisamente, cuando me he puesto a escribir esos recordatorios (16-01-12), oigo en la radio la noticia del fallecimiento de un gran político y de cultura ejemplar, como lo fue Fraga Iribarne, cuyo nombre me ha transportado a una hoja (página 189) del precitado libro de Heradio, donde podemos leer una carta que don Luis Sela Sampil le escribe (Salinas, 20 de julio de 1985) y donde se relaciona la fundación del «Seminario de Estudios Hispanoamericanos de la Cátedra de Derecho Internacional de Oviedo» (año 1963-64), donde nos dieran magistrales conferencias, don Camilo Barcia Trelles, don Gregario Marañón Moya, don Ernesto Juan Fonfrías, jurista y literato puertorriqueño, etcétera, cuyos nombres nos alentaron para solicitar donaciones de libros jurídicos y literarios a las diversas embajadas de América en Madrid; donaciones a las que se sumó con agrado el ministro de Información y Turismo, don Manuel, que acaba de morir, tras la entrevista habida en el hotel Principado con dos alumnos a la sazón, Heradio y peruanísimo Mario Bernardo Pachas Patiño; cantidades de libros que, por cierto, una vez jubilado de la Cátedra don Luis, alguien los «desapareció»... Según pudimos saber muchos años después.
Mañana regreso a mi ínsula, no sé si nos volveremos a ver, pero encantado me llevo los versos de este hermano dariano, que leeré otra vez y las que hagan falta, en el avión (página 93): ¡Una Isla!... Hay una isla bonita, / chiquita, brillante, / vibrante, como estrella / del cielo que ha caído / en el mar, Borinquen, / Puerto Rico, la llaman, / por Dios creada, bendita, / en la América Central. / ....Tengo una isla pequeña, / bonita, muy linda, / que la llevo en el alma, / rara perla engarzada / en un verde esmeralda / especial, o celeste coral, / que yo nunca, ni muerto, / –es mi novia, es mi madre– / viva lejos o en ella / jamás, nunca, dejaré / de querer, mucho menos / ...de amar.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo