La Nueva España » Cartas de los lectores » El juicio de J. Jesus J.

El juicio de J. Jesus J.

23 de Enero del 2012 - Ramón Alonso Nieda (Arriondas)

El de J. Jesús J. (JJJ) no es precisamente el juicio de Paris. A J. Jesús J. Suárez, el más asiduo de los corresponsales de esta sección, lo tenía por algo así como mi autoridad de bolsillo para asuntos en los que me siento analfabeto (por ejemplo, en temas energéticos). Hasta que publica El juicio a Garzón (LA NUEVA ESPAÑA, 22.01.12), y cataplón, al traste con la autoridad. Porque si en algo de lo que creo entender, nos sirve JJJ un plato precocinado, del catering progresista, tan pasado de caducidad, el resto de su mercancía lo más prudente es depositarla directamente en el contenedor. Ejemplo vivo de cómo el a priori ideológico aísla los circuitos mentales del contacto con la realidad. Los hechos son tenaces pero cascan como calabazas contra el hormigón del dogmatismo.

Garzón cree de verdad en la justicia. Felipe se dio cuenta de ello y por eso no lo nombró ministro, escribe JJJ cuando más cerca de la verdad estaría lo contrario: que Garzón es un juez que quiso ser ministro y, cuando se lo birlaron, se enfundó la toga para tomarse la venganza por sus propias puñetas de magistrado. Su instrucción de los Gal recibió un varapalo en el tribunal de Estrasburgo y si el proceso salió adelante fue porque otro juez concienzudo rehizo todas las fases de la instrucción. El corresponsal en Madrid de Le Monde describía entonces a Garzón como le juge aux dossiers mal ficellés.

Lo que sí le hay que reconocer a san Garzón es el don de la ubicuidad, ya que puede cubrir la permanencia en el juzgado de guardia mientras desfila por la Castellana al frente de una manifestación, o puede ver amanecer en la Audiencia Nacional mientras disfruta de una licencia sabática, doblemente pagada, en Nueva York. Si no es la santísima Trinidad, es el santo binomio del desdoblamiento de personalidad que le permite ser al mismo tiempo el lobo y el pastor, la zorra de la instrucción y el guardián de la defensa del gallinero. El juez que puede juzgar a todo cristo (Justicia Universal), mientras ni Dios lo puede juzgar a él, que recusa hasta a los bedeles del Supremo. Sintomático cierre de filas pro Garzón cuando las desafortunadas jueces a las que les tocan causas molestas para la progresía (Lugo, Madrid, Sevilla), si no son putas son borrachas.

No le quitemos méritos a Garzón; no es un juez estrella, es un juez galáctico y sabido es que una galaxia vale por un montón de estrellas. Al margen de lo que sentencien los tribunales, ya está implosionando Garzón como una Super Nova y solo quedará de él, al cabo de tanta fechoría, la no muy ejemplar estela de su fama y de su fortuna (en el fondo, lo que buscaba). En el asunto Garzón (y en no pocas cosas más) estoy con Joaquín Leguina y con Pablo Castellano. Gente toda muy conservadora; es decir, franquista ; de derecha extrema, que decía Pepiño (cuando no daba callada). Será porque solo vamos a las gasolineras a repostar.

Cartas

Número de cartas: 46070

Número de cartas en Octubre: 8

Tribunas

Número de tribunas: 2087

Número de tribunas en Octubre: 1

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador