Milenios dando rienda suelta a la maldad
El hombre que tortura y mata animales con frecuencia ya no siente ningún arrepentimiento. Su conciencia que es la instancia de control ético y moral, se ha embrutecido. Lamentablemente sólo por medio de la ley de causa y efecto se le volverá a hacer consciente lo que significa sufrir necesidad y miseria.
Es un horror ver cuán brutalmente se comportan los hombres y qué pocos destellos de esperanza se vislumbran. El ser humano se ha convertido en un monstruo que insensatamente y sin pensar está conjurando un caos mundial sin igual, sin embargo no es del todo desconocida la legitimidad que dice: a cada reacción le precede una acción lo que viene a decir que cada efecto tiene una causa, lo que en la antigüedad se conocía como siembra y cosecha. La cosecha crece siempre de una siembra correspondiente. Al revés esto significa que de la siembra se puede ver qué cosecha se puede esperar. En base a estas relaciones sencillas y lógicas ya hoy se puede prever el desastre que se avecina. El que no quiera creer lo que rueda hacia la humanidad según la ley de siembra y cosecha, lo experimentará, pues el tiempo está maduro y la cosecha ha comenzado.
En el Antiguo Testamento se puede leer que Dios dijo a los hombres: Someted la Tierra, frase que el ambicioso ser humano pronto malinterpretó y utilizó para su beneficio. Someted la Tierra no significa explotarla, saquearla ni matar gratuitamente a todo lo que vive en ella, tampoco inseminar a los animales en contra de las leyes de la naturaleza para producirlos en masa y luego devorarlos. Someter la Tierra no es hacer de mares y ríos vertederos, tampoco contaminar la atmósfera o hacer desiertos de lo que antes fueron frondosos y verdes bosques.
El hombre explotador quita a los animales la dignidad que él considera para sí mismo como algo inviolable, los denigra con crueles experimentos y acorrala por campos y bosques; les niega el derecho a un libre desarrollo que naturalmente reclama para sí mismo; los tortura en estrechas jaulas de explotación masiva que son los campos de exterminio del siglo XXI para hacer posible la producción industrializada de carne; les niega el derecho a la familia quitándoles a las madres sus hijos y sobre todo les niega el derecho a vivir, matándolos sin reparos, a pesar de que se ha demostrado que para una alimentación sana la carne no es necesaria, sino más bien perjudicial.
El hombre y sus obras se acercan a su ocaso sin darse apenas cuenta de que está fracasando en su comportamiento contra la ley de la vida. Durante milenios el ha dado rienda suelta a su maldad. Ahora los efectos están llegando de vuelta. La cosecha muestra claramente los rasgos de la siembra.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo