"Torna a la nave, cazzo"
Estamos oyendo tantas veces la bronca al comandante del barco siniestrado, Costa Concordia, que de esta todo el mundo va a salir sabiendo un poco de italiano. Por cierto, que no acierta LA NUEVA ESPAÑA cuando traducen cazzo por coño; coño es un taco, mientras cazzo es un insulto. Una traducción más literal (sin serlo exacta) sería la de pijo o gilipollas, ya que en ambos anda de por medio el miembro (cazzo en italiano vulgar) de tan ominosa reputación para las miembras del género.
Lo que es injusto es la lluvia de reproches que le está cayendo al pobre comandante Schettino, simplemente porque tuvo la suerte de caerse en un bote salvavidas sin necesidad de tener que tomar la iniciativa de salir por pies huyendo de la quema (que en este caso era un naufragio). ¿No es este Schettino el vivo espejo de cualquiera de nuestros dirigentes? El comandante Zapatero, antes de abandonar el barco mortalmente escorado, ya se había pedido el bote salvavidas de un despacho en el Consejo de Estado, con la módica asignación de 70.000 euros al año por una reunión al mes; no le bastaba como ex presidente el chaleco flotador de su pensión vitalicia de 80.000, además de coche, chófer y secretaria. La ex vicepresidenta de la Vega, cuando la tiraron del barco, también se cayó en el bote de la presidencia del Consejo de Estado con un sueldo supermillonario, el consabido coche y chófer y un par de secretarias (o al menos es lo que pedía, que a esta, las secretarias se las tienen que poner de dos en dos).
Pedro Solbes, cuando saltó heroicamente del barco, inmediatamente antes del gran batacazo, ya tenía dispuesta una flotilla de salvavidas, entre sueldos y pensiones; y allí lo tienen, flotando como si fuera de porespán en el océano de la Comisión Europea. El comandante del Principado, Areces, cuando el almirante Pepiño le ordenó pasar el relevo, se cayó en el bote del Senado, y ahí lo tienen tan orondo con el fajín de prócer de la patria. Javier Fernández, que se proponía sin demasiado entusiasmo relevarlo, dio un resbalón y, zas, cayó también en el bote del Senado. Trevín, que iba para ministro al alimón de Rubalcaba, se salvó la vida como simple diputado y se tendrá que resignar, el pobre, a cobrar tres veces más que de maestro (gajes del arriesgado oficio de político). Ovidio Sánchez e Isidro o Isidoro Rozada llevan 25 o 30 años instalados confortablemente en sus botes salvavidas; ellos ni siquiera consiguieron subirse al barco (dicen las malas lenguas que ni lo intentaron).
La diferencia está en que nadie proclama que el de Sánchez y Rozada sea el partido de los pobres; en cambio vivo en un municipio (Parres, capital Arriondas) donde la mayoría absoluta del vecindario cree que sí lo es el partido socialista; y hasta los hay que se te ponen palabrones si les llevas cortésmente la contraria. Y uno alucina viendo a estos Schettinos de la política alejarse a todo trapo con el botín de sus sueldos millonarios mientras, alrededor del barco siniestrado, se debaten y se ahogan cinco millones de parados. Tengo oído o leído que el Vaticano sacó un decreto declarando la inexistencia del limbo. ¿Qué cartografía manejan en la Santa Sede? Van a tener que revisarla los señores cardenales. ¿No viene Parres en los mapas del Vaticano?
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo