Lo que dice la ciencia
Según las últimas investigaciones científicas, la causa del fracaso escolar está íntimamente relacionada con la denominación de los cursos de Secundaria. La ESO sustituyó al rotundo BUP (que sonaba vigoroso, contundente, casi explosivo...), con los resultados que todos conocemos. Ahora se propugna que las etapas pasen a llamarse ciclos, y que los ciclos se subdividan en períodos o fases. Así, la propuesta del Gobierno de la nación es que cuarto de la ESO se convierta en primero de Bachillerato, que segundo de Bachillerato tome el nombre de «preprimero», y tercero, lo que antes era segundo, pase a denominarse «primero y único de acceso» (en sus diversas ramas: Infotecnología, Matemáticas, Ciencias de la Igualdad, Ciencias Infusas, Lenguas Vivas, Lenguas Divertidas, Leyes y Derechos y Socioartísticos; siempre con la posibilidad de cambiar de opción cursando asignaturas puente, que ahora recibirán el nombre de «peajes curriculares adaptativos»). Está rigurosamente contrastado que cualquier estudiante atesora aptitudes de sobra para llegar a ser lo que desee; que la solución está en una orientación eficaz entre los cinco y los veinticinco años, y que es posible compensar el concurso de factores familiares, sociales, económicos, físicos o intelectuales redactando miles, millones de informes inútiles. Los últimos datos publicados en prestigiosas revistas americanas consideran que el bilingüismo se consolida explicando matemáticas o historia en inglés, lo que garantiza que el estudiante sea capaz de equivocarse en dos idiomas (o en tres si reside en una comunidad histórica). Eminentes pedagogos de todo el mundo opinan que la inmersión efectiva en una lengua extranjera no tiene nada que ver con la formación del profesorado ni con un previo replanteamiento de la enseñanza de los idiomas en niveles inferiores. De hecho, una Comisión Colegiada Institucional constituida en Observatorio para la Evaluación y el Progreso del Sistema afirma que esta enseñanza del inglés está dando increíbles resultados en escuelas de Malta y el Reino Unido. La división de investigadores educativos del MIP (Massachusetts Institute of Pedagogy) estima que los currículos delirantes, la dictadura de los libros de texto, el uso impropio de las nuevas tecnologías y la obsoleta estructura escolar contribuyen decisivamente a que el abandono de las aulas alcance los envidiables niveles de países amigos como los de la Alianza de Civilizaciones. Hoy por hoy, los estudios serios recomiendan maquillar el sistema educativo cada vez que un Gobierno cambia de color, aunque el Gobierno en cuestión no dure ni seis meses. Modificar minucias de aquí y de allá, cambiar Ciudadanía por Civismo o Cinismo Constitucional, tomarse el asunto como si no importara más que la puñetera reforma laboral o la ley de economía sumergible es la prueba palpable de que los dirigentes políticos, sindicales y empresariales tienen una idea muy clara de lo que quieren para los hijos (de los demás): una escuela mediocre, conflictiva, rígida e ineficiente que guarda muchas de las claves que convierten a España en un país más vulnerable a la crisis económica que cualquier otro de los de nuestro entorno.
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