El Alcalde de Oviedo y su English Bull Terrier
El pasado sábado 28, se publicó en su periódico un artículo en el que el recién nombrado alcalde de Oviedo, D. Agustín Iglesias Caunedo, mostraba diferentes facetas de su vida y gustos personales. Hubo una que llamó poderosamente mi atención: el señor Caunedo es propietario de un perro de raza english bull terrier llamado «Lothär».
Como amante de los perros en general y de los english bull terrier en particular, quiero expresar mi deseo de que el señor alcalde nos ayude a cambiar la opinión de algunas personas que, generalmente por falta de información o prejuicios, tienen acerca de estos magníficos animales. El bull es extraordinariamente cariñoso y amigable con las personas, les encantan los niños; pero lo que los hace realmente especiales, al margen de su imponente físico, es su sentido del humor. Lo digo en serio: les encanta hacer bromas y ser el centro de atención. Cualquiera que haya convivido con un bull terrier puede corroborar estas palabras.
La confusión y el desconocimiento provoca que mucha gente los incluya en el grupo de los (mal) denominados «perros potencialmente peligrosos» o que incluso lleguen a confundir a un english bull terrier con un pit bull. Estos últimos, para su desgracia, sí están incluidos dentro de esa categoría. El parecido, a nivel morfológico, entre ambas razas es, por decirlo suavemente, escaso. Me explico: sólo un absoluto ignorante puede equivocarse. La configuración de la cabeza del english bull terrier, sin depresión frontonasal, es casi única en el mundo canino.
El problema que esporádicamente surge en nuestra ciudad es que algunos policías locales padecen esta extraña confusión. A partir de ahora, me alegrará poder responderles que pueden dirigirse al señor alcalde para aclarar sus dudas.
Si es triste e injusto estigmatizar a algunas razas de perros con la denominación «potencialmente peligrosos», aun más lo es el hecho de introducir en esta odiosa categoría razas que no lo son. No es tan complicado, únicamente son ocho las razas incluidas en esta ley. Por cierto, para aclarar ciertas dudas que puedan surgir, el anexo II de dicha ley se refiere exclusivamente a perros de razas mestizas o con antecedentes de agresividad.
Sólo me resta felicitar al señor Iglesias Caunedo por su nombramiento y por su buen gusto a la hora de elegir a su mascota.
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