En recuerdo de un hombre de bien
Días pasados nos sorprendió el inesperado fallecimiento de Miguel Esparta, bilbaíno afincado desde años atrás en Asturias, adonde había llegado como jefe de personal de la Dirección Regional del Norte del Banco de Bilbao. Durante varios años desempeñó entre nosotros sus funciones laborales, aquí sacó adelante a su familia y entre nosotros, cuando le tocó la hora del retiro, quedó residiendo muy satisfecho de su total integración a todo lo que significaba Asturias. Miguel Esparta era un probado sindicalista aunque ostentara la representación de una gran empresa financiera en las cuestiones laborales. Cerca de mil trabajadores dependían en gran parte de sus decisiones que él siempre procuró que fuesen justas y equitativas tanto para la entidad que representaba como para los empleados que se hallaban bajo su jurisdicción.
Mientras permaneció Miguel como jefe de personal no se conoció un solo conflicto laboral porque él se adelantaba a las situaciones conflictivas que pudieran señalarse y en unión de los representantes de los trabajadores resolvía dentro del más estricto marco de lo justo los problemas laborales. De su buen hacer, de su bondad y comprensión dieron testimonio los sindicatos de trabajadores del banco cuando a su jubilación le ofrecieron un sentido y sincero homenaje de reconocimiento a su labor en favor de la armonía entre ellos y la empresa mediante un almuerzo de confraternidad y la entrega de una hermosa bandeja de plata.
Recordaremos a Miguel Esparta por su generoso espíritu cristiano y su carácter entreabierto y sin dobleces. En más de una ocasión nos expresaba la preocupación con que afrontaba su difícil labor de conciliar los intereses de su empresa y los de sus trabajadores, cuando nos decía: «En caso de duda ante un conflicto siempre tenemos que apoyar a la parte más débil». Y como así lo llevó a cabo los que de él dependimos en lo laboral le recordamos con el más exquisito cariño porque fue un caballero sin tacha alguna.
Efraín Canella Gutiérrez
Oviedo
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