El paseo

12 de Febrero del 2012 - Antonio Víctor Ramírez Benéytez (Oviedo)

Muchos españoles se preguntan desde hace años por la causa de esa inquietud que hay por la búsqueda y descubrimiento de restos humanos en nuestro país a consecuencia de asesinatos achacables a nuestra maldita Guerra Civil. La procedencia de esos restos se debería a los años de Gobierno del régimen franquista.

Y creemos que la explicación de esto es sencilla:

Durante esa guerra y hasta su terminación hubo dos zonas. En ambas hubo asesinatos indiscriminados. Y en una de ellas, al menos en la que yo pasé aquellos años, la republicana o roja, a esos asesinatos se le dio el nombre de dar el paseo:

Cualquier día, y casi siempre por la noche, llamaban a tu puerta y eran unos individuos armados que iban a detener a tu padre, a un hermano o al padre y a la madre. Decían que les llevaban a dar un paseo. Pero al día siguiente aparecían muertos en una cuneta, frente a unas tapias, en un descampado... o no aparecían.

Al terminar la guerra se fueron descubriendo esos cuerpos y se les dio cristiana sepultura. Podían ser dos o diez o veinte; estos últimos, por ejemplo, procedentes del asesinato de personas de derechas por tropas de la República, XI División y Brigada Lincoln (Léase «Nuestra guerra», E. Lister, página 125). También podrían ser cientos, como en Paracuellos. O podría ser uno solamente, incluso quemado con gasolina como una tea en la plaza del pueblo.

Hay fechas, declaraciones, terribles fotografías... y personas que lo vivimos. Corría el año treinta y nueve del siglo que pasó.

En la otra zona, la de los sublevados, los nacionales, los franquistas, también hubo asesinatos indiscriminados de personas de ideología de izquierdas, «rojos». Pero siguieron en el sitio de su muerte durante muchos años: cuarenta años, en secreto, sin el derecho a tenerlos con los muertos de la familia. Y eran de su misma carne y sangre. Era de justicia recuperar esos restos, identificarlos y unirlos con los suyos. Desde nuestra transición así se está haciendo.

Pero lo que es absurdo es que esto vaya unido a que todos los días, hasta hoy mismo, esté constantemente en los medios, periódicos, televisión, altos tribunales...

En los últimos años esto que se venía haciendo por justicia y equidad se ha transformado en propaganda política. Es inexplicable que haya mentes que pretendan hacer propaganda para lo actual con hechos ocurridos hace casi ochenta años. Y hacer propaganda ¿contra quién? ¿Acaso nos sigue gobernando Franco? Tenemos ahora cosas muy importantes que hacer en nuestro país como para seguir ocupándonos de las guerras de nuestros abuelos.

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