El juez que prevaricó
Hay asuntos que se nos escapan más allá de la imaginación. Durante décadas, pasan por nuestras vidas acontecimientos que creemos razonables, incluso nos identificamos con las personas que los protagonizan, y que a la vez son portadoras de valores éticos, necesarios para una buena convivencia social. Que si no estoy equivocado, creo que es de lo que se trata.
El juez Baltasar Garzón, como magistrado de la Audiencia Nacional, tuvo un protagonismo acorde con su puesto de trabajo. Los delitos que se han de investigar y documentar son de gran trascendencia (terrorismo, narcotráfico, falsificación de moneda, etcétera). Por otro lado, los testigos suelen ser personajes de sobra conocidos por todos, con lo cual, la expectación aumenta.
Estar en la cresta de ola tiene un riesgo añadido en todas las profesiones, pero si la ola se produce dentro del poder judicial, se ha demostrado que la muerte por ahogamiento es segura.
La sentencia por prevaricación del señor Garzón ha sido contundente. La estrella que más luz tenía en la Audiencia Nacional, y que hemos visto brillar durante décadas, se ha apagado. Quizás nos sorprenda el nacimiento de una nueva, que así es como funciona la constelación del estrellato.
Prevaricar, es un delito que consiste en dictar a sabiendas una resolución injusta una autoridad, un juez o un funcionario.
Se me ocurre pensar: ¿Es posible que el que prevarique el último, prevarique dos veces?
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