El objetivo prioritario
Lamentablemente, de las noticias acerca de la realidad asturiana no pueden extraerse demasiadas alegrías, pues arrojan datos que dan cuenta de estar padeciendo una hemorragia de preocupantes consecuencias: la juventud cruza fronteras en busca de expectativas, la población disminuye y envejece; la minería espera inquieta en el corredor de la muerte; el sector de la construcción naval corre el riesgo de extinguirse antes que el urogallo; la siderurgia está sometida a una dieta de adelgazamiento; los cierres de negocios y expedientes de regulación de empleo (ERE) en empresas son más frecuentes que los días de lluvia; la renta de las familias ha tomado un camino descendente; la confianza en la política anda por los suelos y si al mal tiempo es recomendable plantarle buena cara, ante el actual panorama económico, social y político, ¿qué respuestas proceden? Para empezar, ¿no es necesario que, independientemente del resultado de las elecciones autonómicas del próximo 25 de marzo, el objetivo prioritario e inequívoco de nuestros representantes políticos sea lograr acuerdos en pro del interés común de la ciudadanía, desplazando los réditos partidistas o personales?
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