Acerca de Gaspar y Baltasar
Y menos mal que no tenemos un Melchor, que si no la que se podría liar. Bueno, pues a lo que voy. Hace unos días el Tribunal Supremo, que algo entenderá de leyes, digo yo... dictó por unanimidad una sentencia que inhabilita a un juez Baltasar a no poder ejercer su profesión durante once años. Hasta aquí, todo normal. Seguro que ese mismo día se dictaron muchas más sentencias y seguro que detrás de ellas había personas más desfavorecidas y situaciones más penosas que la de este hombre pero no tuvieron repercusión alguna.
Este juez: Baltasar, ahora condenado y debido a sus pasadas relaciones con la «izquierda progresista» de este país. Sí, esa que nos llevo a donde estamos ahora. Pues resulta que tiene muchos admiradores, fans o como se quieran llamar... Uno de ellos: Gaspar, puede que el más fanático y que seguramente (y debido a que vive en un mundo hecho a su medida, un mundo aparte), Gaspar por creerse en su día víctima de un «tsunami bipartidista». (Tsunami que, por otra parte, sólo existió en su mente dañada posiblemente por tanto giro a la izquierda).
Claro, Gaspar, al ver al ciudadano Baltasar ser a su vez víctima de un tsunami, esta vez judicial, no puede por menos que solidarizarse con él y, en pleno ataque de fervor fanático, se permite decir en la televisión, ante todos los españoles y ante el mundo entero, que él ni respeta esa sentencia, ni la acata; y después, en su twitter, por si fuera poco, escribe: «Diga lo que diga el Tribunal Supremo, Garzón es inocente. Ni respeto ni acato la sentencia. Ahí es nada Ni Lola Flores en sus mejores tiempos.
Y no queda aquí la cosa; se permite cuestionar el funcionamiento de la justicia en este país y de dar consejos y opiniones sobre jueces juzgados, abogados... En fin, todo un divo en pleno éxtasis oratorio al que, por otra parte, ya nos tiene acostumbrados. Aunque cuando habla del comunismo, la izquierda, el proletariado, los pobres y oprimidos y demás estupideces que hoy en día sólo existen en su cabeza y en la de los que son como él, pues hasta tiene su gracia; pero en esta situación que tenemos en España lo que menos necesita este país son iluminados, dueños de la verdad suprema y energúmenos como éste burlándose de algo tan sagrado como el Estado de derecho y la justicia, haciendo el ridículo ante el mundo entero. Y encima se permite dar clases a gente que tiene muchos más conocimientos que el de la ley. Bueno, de la ley y seguramente de todo lo demás...
Pues nada, que así estamos, de Baltasar poco que decir. Es una persona con una trayectoria a veces ejemplar y otras no tanto; de ahí esta sentencia que no dudo ni por un momento que sea justa. Que hizo grandes cosas en momentos bastante difíciles de la historia de este país, eso nadie puede dudarlo, para eso le pagamos. Pero eso no lo puede justificarlo todo, nadie está por encima de la ley, por muy Baltasar que sea. Leyendo algunos de sus libros da la idea de que se considera una persona por encima de lo humano y más cerca ya de lo divino, y eso no puede ser así.
De Melchor, pues, hombre... Déjate de girar a la izquierda, que ya estás mareado; y bájate de la burra, camarada: el problema no es el capital, ni la derecha mediática, ni la banca internacional, ni los mercados, ni todos esos demonios y fantasmas que sólo existen en vuestras cabezas. Los malos son los obreros de este país, que se creyeron que podían vivir como los ricos y creyeron que podían tener coches de lujo y pisos de cuarenta millones de pesetas o mas, también creyeron que se podían comprar montones de cosas innecesarias e inservibles además de ir de vacaciones al Caribe con sueldos de mil euros. Ése es el verdadero problema. Por si no lo sabes, camarada, el muro de Berlín y el comunismo cayeron hace muchos años y sólo dejaron tras de sí un montón de países y a sus gentes en la ruina y la miseria.
No sé si en Ucrania o en Cuba tú serías feliz, comiendo plátanos un día tras otro... eso con suerte. Ojalá lo fueras y te perdiéramos de vista. Este país, el prestigio que aún le queda y que tanto necesita, sus instituciones, sus ciudadanos y todo ese sistema del que vives, el que te paga y al que deberías tener lealtad y respeto, te estaría muy agradecido si te callaras la boca o, por lo menos, no dijeras tamañas estupideces.
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