Prevaricar según Ortega o la oreja de Garzón
He visto con alivio que el Tribunal Supremo le haya parado por fin los pies a Garzón, el juez que quiso ser ministro y, de momento, se tendrá que conformar con quedarse en millonario. La sentencia no le impedirá seguir cobrando a dos manos. Como cobró, el muy jeta, el sueldo de magistrado durante la excedencia en Nueva York, mientras con su metodología recaudatoria producía estados de agradecimiento en los banqueros. Y por lo que se ve, estados de gracia en las frescas almas de la progresía. La sentencia es aplaudida por los sectores más rancios, carcas y ocultistas del país, escribe en LNE (13.02.12) J. Ortega Fraile, que debe de ser un progre de los más frescos. Hasta la fecha, solo asociaba a Ortega Fraile con su determinación de acabar con los toros bravos prohibiendo las corridas.
A Ortega Fraile le parece injusto que sen legales las escuchas de la defensa en los casos de terrorismo y que no lo sean en los casos de corrupción. Al fin y al cabo, escribe Ortega Fraile, corrupción y terrorismo vienen a ser la misma cosa; lo que cambian (sigue escribiendo) son las siglas; en unos casos leemos ETA, en otros vemos PP. Por supuesto, quien dice corrupción dijo PP; si se columbrara el más ligero atisbo de corrupción por la izquierda, ¿qué tardaría Ortega Fraile en desenfundar su flamígera espada justiciera? Admitiendo que ETA y el PP sean distintas etiquetas para la misma sustancia terrorista, ¿bastaría la oreja de Garzón para tenerlas a raya? ¿O habría que pensar en legalizar la lucha armada? ¿O en ilegalizar al PP? Tal vez la solución sería reformar la ley del jurado, adoptando los jurados permanentes de la justicia republicana con representantes de todas las fuerzas del Frente Popular (PSOE, PCE, CNT-FAI, JSU y UGT). Cuando a las siete de la mañana del domingo 23 de agosto de 1936, Giral le leyó al teléfono el decreto a Azaña, al pobre Presidente se le vino el cielo encima (D. Manuel era, al fin y al cabo, un pequeño-burgués enredado en rancias formalidades legalistas).
Lo que es casi seguro es que en una sociedad tan justa, tan limpia y ecológica como la que postula J. Ortega Fraile, no se publicarían cartas tan libremente disparatadas como la suya, tan desentendida del derecho y de la lógica. Que se consuele, pues, considerando que no hay mal que por bien no venga y aproveche para seguir publicando. Porque, además, lo que no da la naturaleza no se arregla con una cita de Platón.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo