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El autónomo: profesión de alto riesgo

23 de Febrero del 2012 - Serafín Rodríguez

¿Qué necesita una persona dedicada al comercio para clasificarse como autónomo? o ¿qué diferencia existe entre un pequeño empresario y un autónomo? Pues ambos pueden ser responsables de un negocio. Algunos piensan o creen que el empresario es una persona que tiene tres, cuatro o más empleados, una mesa de oficina y que «coloca los pies sobre un sofá». La sociedad necesita cambiar de mentalidad; de un obrero en una empresa sale un autónomo. La mayor parte de los autónomos fueron empleados, y por ser responsables de su valía continúan el oficio a pesar de que van a trabajar más. Del mejor obrero de una empresa sale un buen autónomo, repito. ¡No lo olvidemos!

Los autónomos son personas trabajadoras de hora en hora, con frecuencia sufridores por las consecuencias de su actividad, empresarios de su oficio, que con más coraje que medios son responsables ellos mismos, con un horario de ocupación flexible, porque en ello les va la atención al cliente, base de su negocio. El sacrificio de un autónomo no tiene límites, tanto en los horarios como en los servicios, pues exige una atención constante de profesionalidad y seriedad, mostrando siempre honradez sin engañar, porque, en conjunto, su negocio va paralelo a los resultados y a las atenciones. Algunas veces se preocupan más de su trabajo que de su persona, familia o amigos. En otras ocasiones ejecutan su labor no por el afán del dinero, sino para mostrar su valía. Con frecuencia, son conscientes de que su negocio no consiste sólo en vender, sino en agradar, con otra preocupación añadida: deben presentar su casa o negocio bien cuidado y atrayente, contribuyendo al embellecimiento de la localidad. Otras veces lo vemos como ejemplo no deseable, pero que es una realidad, ya que algunos no poseen clientela y tienen que cerrar, planteándose otro problema: el del fracaso, aunque se debe reconocer que una mayoría triunfa. A nivel general, se constata también que el pequeño negocio es creador de abundante empleo, y por eso debe ser bien mirado y respetado.

Existe otro aspecto positivo que debe desarrollar un autónomo: la amabilidad en el trato, pues se relaciona directamente con el cliente, exponiendo la calidad del artículo que debe ofrecer (el recibimiento agradable que debe dispensar a todos); en una palabra, debe ser una persona con empatía suficiente que deje satisfecho a todo el mundo, aunque sea por la compra de un solo artículo o un pequeño gasto.

Subtítulo: En defensa de un colectivo profesional de alto riesgo

Destacado:Se suele comparar la misión de los autónomos con la de un capitán de barco: cuando hay algún problema, debe ser el último en «abandonar la nave», lo cual incrementa aún más su responsabilidad

El autónomo debe poseer cualidades polifacéticas, además de las ya apuntadas. Es necesario que sepa algo de economía para controlar los gastos, contabilizar las ventas y cumplir con los pagos, porque en ello le va la prosperidad y éxito de su negocio. Esto debe estar complementado con la realización de las compras y pagar a los empleados correctamente según las leyes, para que sea bien mirado y respetado; en resumen, debe estar aprendiendo siempre. Todo esto nos lleva a un continuo reciclaje que pide constantemente «el estar al día» y responsabilizarse de su labor diaria.

Se suele comparar la misión de los autónomos con la de un capitán de barco: cuando hay algún problema, debe ser el último en «abandonar la nave», lo cual incrementa aún más su responsabilidad. A esto se deben añadir los impuestos, que son elevados (contrastando con la falta de crédito), con lo cual el autónomo contribuye al bien social y es el que más beneficia al Estado. Sin olvidarse de que los autónomos están obligados a pagar el IVA que aún no han cobrado, siendo uno de sus principales deudores el conjunto de administraciones públicas.

Hace poco más de dos meses se publicó en la prensa que Asturias había perdido varios miles de autónomos (varios cientos de miles a nivel nacional). Esto agrava más aún el inconveniente para encontrar trabajo, o sea, los autónomos son muy vulnerables a la crisis. Es un colectivo que en las actuales circunstancias cada vez va a menos y no basta la buena voluntad, sino que se deben tomar medidas urgentes.

En conclusión, estamos ante un colectivo profesional muy maltratado que merece todo el apoyo institucional, sobre todo en los actuales tiempos de aguda crisis económica, ya que han demostrado continuamente ser un sector muy dinámico, básico para la creación de empleo y eslabón importantísimo en el engranaje de la producción de riqueza de un país.

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