A propósito de este despropósito
(Definitivamente, el mundo está loco)
Permanentemente somos conscientes del momento económico de crisis en el que nos encontramos; medios de comunicación, nuestra propia economía doméstica..., todos son indicadores en potencia de la realidad en la que nos hallamos.
¿Y cuál es la solución?, ¿por qué apuestan nuestros políticos asturianos? Pues en lugar de unirse y «hacer piña» para sobreponernos a los acontecimientos, nuestros líderes optan por anteponer sus intereses personales a los de la mayoría, con las consecuencias que ello conlleva.
¿Cuáles son los elementos necesarios hoy en día para ser un político?, ¿la preparación, la formación...?, no, señores. Políticos de alto rango han llegado a ocupar cargos de vital importancia sin haber tan siquiera finalizado el Bachillerato, que por otra parte ahora pretenden prolongar... ¿El carisma y la capacidad de transmitir? En fin... El concepto inicial de político no era éste. Hoy en día basta con generar controversia, tener ansias de inflarse el bolsillo y carecer de vergüenza y escrúpulos para triunfar en este mundo.
Estoy plenamente convencida de que existen personas realmente cualificadas y preparadas con creces, pero sobre todo con ganas de hacer de la política lo que verdaderamente es, profesionales vocacionales; ellos son, o al menos deberían ser, nuestra esperanza para que esto cambie. ¿Nuevas elecciones? ¿Pero qué tomadura de pelo es ésta? Mismo perro con distinto collar...
Sin recalar en el gasto económico que esto ocasiona, creo más importante que todo el pueblo sea consciente de la falta de compromiso y madurez que los líderes de todos los partidos partícipes de esta situación tienen. Los ciudadanos depositamos nuestra confianza en ellos y son incapaces de ponerse de acuerdo para gobernarnos. Creo que todos ellos deberían hacer un ejercicio de reflexión y un análisis de conciencia (en el caso de que la tengan) y tratar de renunciar a tanto egoísmo y tanta embriaguez de poder y comenzar a pensar en los ciudadanos a los que dicen gobernar, ya que al final somos todos los que pagamos el pato de sus riñas de colegio.
Elena Bravo Delgado
Oviedo
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