El agua que le espera a Tapia
Todo ser humano es sabedor de que después de Dios está el agua, base primordial para la existencia del ser humano, la fauna y los alimentos, y sin ella no podríamos subsistir.
Sabido es que el agua, al tener un estado líquido, se filtra por todos los conductos que a su paso encuentra, claro que, al carecer de inteligencia, no sabe por dónde debe discurrir, y es ahí donde el ser humano, que presume de inteligente, debería encauzarla, ya que ello repercute en nuestro propio beneficio.
Utilizamos el agua para comer, para beber, para asearnos, en definitiva, para vivir, y esa agua se nutre o se contamina con todo lo que encuentra a su paso hasta su utilización. Esto nos lleva a inferior que, dependiendo de la calidad o el grado de pureza del agua que consumamos, podemos estar más o menos expuestos a padecer innumerables enfermedades, algunas de ellas irremisibles.
Todo esto viene a colación del tan traído y llevado tema de la apertura de una mina de oro en Salave, pueblo situado a cuatro kilómetros de Tapia de Casariego y a mayor altitud que éste último. Sabido es que el agua se infiltra y discurre por corrientes subterráneas, difícilmente controlables y susceptibles de ser contaminadas por la acción del mercurio que se utilizará en la explotación de la mina antes aludida. Así pues, el estado de la misma repercutirá directamente sobre nuestra salud y es aquí donde yo quiero romper una lanza a favor de la vida.
Compete no sólo al pueblo de Tapia de Casariego, sino a todos nosotros, no jugar a esta ruleta rusa de la que hoy podemos librarnos, pero quizá mañana no. Impidamos que una mina innecesaria acabe con nuestras ilusiones y las de los que nos sucederán, pues no habrá marcha atrás. Unos se van y otros se quedan, y mañana será tarde, tarde larga que se nos hará noche, una noche interminable y una vida menos larga.
Por eso pido que luchemos todos unidos para que esa mina no se abra.
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