El cazador cazado
¿A quién no le gustaría recuperar los restos de un familiar que están esparcidos por cualquier sitio de la geografía de España? Pues bien, esto es lo que ha estado intentando el señor Baltasar Garzón, pero como todos sabemos la derecha se lo ha impedido; por esta causa y algunas otras más, que le han buscado, le han inhabilitado por once años, digamos que su carrera judicial se le ha terminado.
Toda esta persecución ha empezado a partir de la cacería que ha montado un líder del partido de la oposición, PP, siendo él mismo el anfitrión y que ha invitado al señor Garzón y al señor Bermejo, ministro de Justicia por aquel entonces; se armó una guerra verbal entre ellos y los medios de comunicación, de que si había sido un encuentro preparado para que estos dos personajes decidieran sobre algún proyecto que se iba a aprobar en el Parlamento; pues no, sí ha sido preparado por el mismo anfitrión de la cacería, para que se montara una trifulca con dimes y diretes, y que la sociedad española estuviera entretenida con este caso, y no prestara mucha atención a lo que estaba ocurriendo con el "caso Gürtel", y sus escuchas telefónicas.
Y así se prolongaban algún tiempo más a los que había que desenmascarar en este caso. Luego ya vino también lo del dinero que había ganado en Estados Unidos por dar alguna conferencia en alguna Universidad; se comprobó que sí lo había declarado en Hacienda. En esto ha fracasado la cacería, insisto en que el querer este señor practicar la ley de la Memoria Histórica ha sido el detonante que ha llevado a los «siete magníficos» o, perdón, me he equivocado, quise decir los «siete malvados», con el señor Luciano Varela a la cabeza de este grupo.
Qué vergüenza, Dios mío, qué justicia más podrida tenemos en España, somos el hazmerreír de todo el mundo, todos creerán que somos un país tercermundista, con esta derecha tan rancia que nos queda del franquismo tan poderosa; hay que echarles la zancadilla porque, si no, nos van a engullir a todos los demócratas españoles. Ánimo, señor Garzón, que el pueblo está con usted.
Alfredo González Mateos
Gijón
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