En Asturias, ¡no errar en el punto de mira!
Cuando ya estamos de facto inmersos en campaña, con la vista puesta en las elecciones del 25 de marzo, es imprescindible no errar en el punto de mira de quienes son nuestros adversarios políticos, entendiendo como tales a quienes han llevado a los asturianos a tener que remediar lo que «ellos» no han querido, por las razones que deberán alegar en su defensa, para que la sociedad asturiana tenga los elementos de juicio necesarios a la hora de emitir su dictamen en las urnas.
No se trata aquí, al menos en Asturias, de confrontar ideologías políticas ya conocidas históricamente. De lo que en realidad se trata es de conocer las causas por las que no se ha respetado la voluntad de mujeres y hombres de Asturias que en las últimas elecciones dieron el triunfo a quien hoy se ha visto irremediablemente obligado por la fuerza de los pactos a convocar nuevos comicios electorales. Por tanto, sólo se debe hablar de personas. De su credibilidad y de sus actos, de sus capacidades y la seriedad de sus actos, que no deben prescribir por un mero cambio de caras.
Quienes estamos llamados a emitir juicio sobre los actos mencionados no debemos, ni debiéramos, salirnos de lo esencial para perdernos en lo accesorio. Ni quedarnos con grandes discursos ideológicos de quienes pretenden no contestar a nada, no responder ante nada y no responsabilizarse de nada. Por lo cual, cabe esperar que tratarán de relativizarlo todo, y hacer de ello un «totum revolutum», con la finalidad de intentar una táctica defensiva que les evite tener que ceñirse a las causas, que «ellos» generaron y que ahora pagaremos todos, pero que también se lo haremos pagar.
Aun desconociendo cuáles serán los eslóganes con los que pretenderán influir en la voluntad popular, no deberán «cegarnos», ante las cuestiones que sí importan y que no se prestan a ninguna campaña publicitaria.
Tampoco, reitero, tampoco quienes con el mismo «Caballo de Troya» que utilizaron para arrebatar el poder legítimo ahora se presenten con diferentes «ocupantes», queriendo aparentar que, aun siendo el mismo «medio utilizado con anterioridad», sus ocupantes de ahora pretenden entrar en las instituciones con nuevos aires de diálogo y así dar la sensación de que cambiando de «jinetes» el caballo será otro. Pues no. El caballo es el mismo, y los jinetes no dominan al caballo, porque éste sigue las directrices que se marcan fuera de Asturias...
Otro tanto hay que esperar de la «otra» parte firmante y cómplice necesario para la paralización de Asturias y de los hechos que nos ocupan. Por tanto: cambien los primeros de jinetes, dé la callada por respuesta la otra parte del pacto, y a la vez traten (ambos) de mirar para otro lado. La pregunta de los asturianos no puede ser otra que la de pedirles, ante la acusación de deslealtad, con la única intención de alterar la convivencia asturiana y el resultado de las urnas, que aleguen cuanto consideren en su defensa. Todo lo demás será de cara a la galería, con una sensación de que nos toman por tontos.
Por lo cual, ésa es la verdadera diana donde los asturianos deberemos centrar el «punto de mira». Y en esa virtual diana hay un centro que, al alcanzarlo, inmediatamente salta la palabra responsabilidad, y de no exigirla seremos cómplices por omisión.
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