Operación escoba
Cuando se tiene poco que hacer, si además la madre naturaleza te ha dotado de esa facilidad innata de amargarse que tienen algunos, y a la par un examen te coloca en un puesto que te confiere cierta autoridad en tu trabajo, esto te convierte en una pequeña bomba de relojería que estallará en el momento más inesperado, en función, probablemente, de tu baja autoestima y otros problemas, revirtiendo todo ello en un desafortunado ejercicio de tu labor, llevando a criterio propio y no siempre acertado el desempeño de tus funciones.
Uno de marzo, asisto como invitado a la inauguración de un local de copas en el centro de la ciudad, ya de por sí un acontecimiento en un momento donde la tónica general es el cierre y no la apertura. Son las ocho de la tarde, comienza a llegar la gente, delante de la puerta e iluminados por la luz nocturna de la peatonal Altamirano, destellan en el suelo los pedazos azules y blancos de lo que pueden ser Dos docenas de vasos de plástico, que simulando una alfombra, complementan la decoración. Comentando la singular idea del felpudo y llenando de halagos a su autor, seis personas en la puerta ven como los agentes de la autoridad, de servicio en ese momento, se detienen ante el local e instan a la dueña, bajo sanción, a retirar el decorado que dicen invade la vía pública.
No pasan más de diez minutos, aún estamos asimilando lo que acaba de pasar, cuando por un extremo de la calle aparece de nuevo la pareja de la municipal, formada por dos motoristas, y por el otro comienza a subir un coche patrulla, cosa que nos hace decidir quitar aquello y eludir el problema. Durante los cinco minutos que dura la operación escoba, observamos atónitos como los cuatro agentes nos observan detenidos a escasos metros de nosotros, retomando la marcha y pasando de nuevo por delante para comprobar la eficacia de su gestión y así poder marchar con esa sensación que deja en el cuerpo el trabajo bien hecho.
Seguramente su actuación ha sido de libro, pero existen otras actuaciones que no vienen en los libros, que forman parte de la razón, que nos confiere esa capacidad de pensar, de valorar y como no de actuar en base a unos criterios lógicos y nada más lejos de la lógica que los hechos allí acontecidos.
Sólo zancadillas a todos los niveles para actividades que son importantísimas en la vida de una ciudad, que la hacen activa, que hacen que se sienta cómo palpita, y como premio a esas iniciativas trabas y más trabas¿lógicas?, ¿lícitas?, ¿quién pone el criterio?, ¿quién controla?, ¿hasta dónde?. Actuaciones que no hacen sino contribuir a la decadencia de una ciudad magníficamente maquillada por fuera pero apolillada y rancia por dentro.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo