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Tras las huellas de Lilit

11 de Marzo del 2012 - Lucía Nosti Sierra

Lilit fue la primera esposa de Adán, creada del polvo, como él. Era su igual, así que no aceptó someterse al poder de Adán, y huyó del jardín del Edén. El 8 de marzo, «Día internacional de la mujer», es una jornada de celebración y recordatorio de la lucha que libran las mujeres por sus derechos y por su participación en la sociedad en pie de igualdad. En este contexto, los derechos sobre el propio cuerpo, sexuales y reproductivos, son derechos humanos y de la ciudadanía, y Medicus Mundi asume el reto de lograr que la vida de las mujeres a lo largo de todo su ciclo vital exprese el pleno ejercicio de estos derechos.

Los derechos sexuales y reproductivos son relativamente recientes dentro del marco de los Derechos Humanos, formulados por primera vez en 1994, durante la Conferencia Mundial sobre Población y Desarrollo (CIPD) en El Cairo. En esta conferencia, en la que se dieron cita 179 estados impulsados por organizaciones de mujeres, colectivos feministas y movimientos sociales, se acordó un programa de acción para mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas, promover la equidad entre los géneros, reducir la mortalidad materno-infantil y obtener el acceso universal a los servicios de salud reproductiva, incluida la planificación familiar y la salud sexual. Tres fueron los cambios fundamentales que se introdujeron con respecto a anteriores encuentros internacionales de similares características: en primer lugar, un nuevo concepto de salud reproductiva más amplio e integral que el de planificación familiar; el reconocimiento de la sexualidad como una dimensión fundamental de las personas y la afirmación de que es la mujer, libre de decisión y en condiciones plenas para ello, quien debe controlar su propia fecundidad.

Subtítulo: Los derechos sexuales y reproductivos

Destacado: Es necesario considerar las necesidades específicas de mujeres y hombres desde la especificidad de su diversidad y condiciones de vida y eliminar todas las barreras legales, económicas, religiosas y culturales que impiden una adecuada atención a la salud sexual y reproductiva

Toda persona tiene derecho a decidir con quién, cuándo y cómo tener (o no) hijos/as y relaciones sexuales; al disfrute de una sexualidad libre y sin riesgos; al respeto a la intimidad y a la vida privada; a vivir libre de violencia y coerción, y de cualquier tipo de discriminación; a la participación en las políticas públicas sobre sexualidad y a recibir una educación sexual completa, científica y laica. Pero estas opciones solo son viables cuando no existe coerción, ni dominio, ni violencia sobre el cuerpo de las mujeres. Por desgracia, en muchas sociedades actuales siguen siendo frecuentes diversas formas de violencia, tanto física como psicológica y social, que van desde las agresiones sexuales, la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado a muy temprana edad, el mandato cultural sobre la maternidad, el embarazo forzado, la penalización del aborto, la discriminación por motivos de diversidad sexual, el cuerpo de la mujer como botín de guerra, y un largo etcétera.

Por todo esto Medicus Mundi reivindica que todos los días sean 8 de marzo y se conviertan en jornadas de lucha y reivindicación para que los derechos de las mujeres en el ámbito de la sexualidad y la reproducción sean plenamente respetados, siendo indispensable la garantía, la promoción y la protección de los estados. Por ello es necesario considerar las necesidades específicas de mujeres y hombres desde la especificidad de su diversidad y condiciones de vida y eliminar todas las barreras legales, económicas, religiosas y culturales que impiden una adecuada atención a la salud sexual y reproductiva. El apoyo a los países empobrecidos y la sensibilización social serán elementos fundamentales para el éxito de cualquier intervención destinada a reducir los efectos de una salud sexual y reproductiva que es, a todas luces, insuficiente.

Medicus Mundi trabaja para incidir en que la salud sexual y reproductiva sea una prioridad en la cooperación al desarrollo y se aseguren los recursos humanos y económicos necesarios para su garantía; promueve el pleno ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, identificando y atendiendo a los grupos especialmente vulnerables; denuncia todas las formas de violencia relacionadas con la sexualidad y la reproducción, con especial énfasis en las basadas en el género; promueve el acceso universal a una información completa y veraz y a la educación integral en materia de salud sexual y reproductiva; promueve el fortalecimiento de los sistemas de salud basados en la atención primaria, integrando en ella la atención integral a la salud sexual y reproductiva; contribuye a detener y revertir la propagación de la infección por el VIH y otras infecciones de transmisión sexual, y a investigar y denunciar todas las decisiones políticas y económicas que supongan una limitación al reconocimiento o al ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos.

Lucía Nosti Sierra, responsable de comunicación de Medicus Mundi Asturias

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