Quejas sobre el ERA de Grado
Hace casi un mes comuniqué a la Unidad de Calidad de la Gerencia del ERA una serie de quejas, de las que había hecho partícipe a la directora de la residencia, sobre el comportamiento anómalo de algunas auxiliares del ERA de Grado, es verdad que una mínima parte, acerca de sustracciones de joyas durante la noche de la habitación de mi madre –hubo más casos–, sobre el hecho de haberla olvidado unos veinte minutos en un baño y la posterior riña e increpación que se le hace en vez de disculparse, abandonándola a la puerta del ascensor sin llevarla a su lugar habitual, sobre otro olvido en el baño echándola en falta sólo cuando se detecta su ausencia en el comedor, sobre la respuesta que se le da cuando llevaba una media hora esperando al pie de la cama para acostarse haciéndole ver que se hallaba en esa residencia debido a discrepancias familiares falsas y mandándola callar de mala manera en un tono que demuestra la incapacidad de alguna de esas trabajadoras para realizar su tarea con este tipo de personas, etcétera.
La respuesta recibida de la Gerencia es que ya se han puesto en contacto con la Dirección de la residencia para evitar estos hechos, desde mi punto de vista, verdaderos maltratos psicológicos a una señora de más de 92 años. Pues bien, de todo ello, previa a mi denuncia ante Vd., como le hice saber, ya se lo había dicho a dicha directora cuando sucedieron los primeros hechos y las medidas oportunas de las que se habla no existieron, lo cual originó nuevos quejas. Yo no sé si Vd. se ve en la obligación de defender estas cosas por corporativismo mal entendido o por no admitir errores, pero lo que tengo claro y así lo creo, y como yo otros familiares de residentes, es que lo que están haciendo así es simple y llanamente demostrar una real incapacidad para llevar este departamento, al menos mientras se desconozcan las medidas que se han tomado de forma clara para evitar estos comportamientos en ese, como Vd. me dice, continuo intento de mejorar la calidad de nuestro servicio y la atención a las necesidades de un colectivo tan sensible como es el de las personas mayores. Me agradece mi comprensión y cooperación: en esta última me tiene a su disposición, pero en cuanto a la comprensión de los hechos permítame decirle que es del todo imposible que un hijo pueda entender estas situaciones y, si no, póngase en mi lugar. ¿Podría hacerlo? Le rogaría que, en vez de traspasar la toma de decisiones para corregir estas cosas hacia la dirección del centro, las cuales no se han tomado o se desconocen a día de hoy, sea Vd., o quien quiera que tenga autoridad para ello, el que adopte las medidas encaminadas a que en estos establecimientos, y en particular el de Grado, las personas mayores sigan gozando de un trato y un respeto acorde con su edad, sus enfermedades, su personalidad y, sobre todo, su sensibilidad, ¿no le parece?
En ningún caso un mínimo de personas deberían echar abajo la fama bien merecida que tenía esta residencia de Grado, y que siga siendo así es su total responsabilidad. Y no se arregla con palabras vanas ni conceptos banales puestos por escrito en una carta, sino actuando, si bien con prudencia, justamente.
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