¿Recelo o confianza?
Hace unos días leí en un periódico regional un comentario realizado por la representante de una plataforma feminista que llamó mi atención, pues indicaba que la vacuna del papiloma humano (VPH) no sólo era ineficaz, sino que producía numerosos efectos adversos. Desde el nacimiento de nuestra hija, y puesto que ni mi esposa ni yo tenemos conocimientos técnicos como para poner en duda los beneficios de las vacunas aconsejadas por las autoridades sanitarias de nuestra comunidad autónoma, hasta el día de hoy hemos depositado la confianza en quienes controlan y saben del tema, es decir, en las comunidades médicas y científicas. Desconozco en qué estudios y/o investigaciones se apoya la afirmación llevada a cabo acerca del error y el riesgo que supone administrar la vacuna del VPH, aunque, por el momento, la reacción visible o manifestada consistió en una pequeña inflamación y un leve dolor en la zona del brazo donde recibió los pinchazos; nada a tener en cuenta si, tal como apunta la Organización Mundial de la Salud y se desprende de trabajos realizados por expertos en la materia de distintos países, nuestra hija puede haber reducido en un 70% la probabilidad de tener un cáncer de útero, enfermedad que afecta a unas 500.000 mujeres y que provocó alrededor de 260.000 muertes en el 2005.
Cada cual el libre de tomar la decisión que crea conveniente al respecto, pero no resulta fácil entender el recelo mostrado de manera pública hacia un descubrimiento científico que puede evitar tanto sufrimiento y, sobre todo, si no está fundamentado en argumentos y datos sólidos y contrastados. ¿Cuántas vidas han salvado, salvan y salvarán las vacunas? En cuestiones de respeto e igualdad hacía las mujeres, es probable que comparta múltiples puntos de vista con la representante mencionada, sin embargo, en este asunto parece ser que no coincidimos.
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