Tapia de Casariego y Asturgold
Estos días nos descubren los expertos que cada gesto e intervención pública de Iñaki Urdangarín están minuciosamente estudiados al detalle por una empresa de asesoría de imagen. Esta noticia (muy previsible, por otro lado) me hizo recordar el conflicto de Tapia de Casariego con Asturgold.
Un conocido, introducido en este mundo de la asesoría de imagen, me comentó hace un par de años que la empresa de asesoramiento que contrató la anterior propietaria de la concesión de las minas de Salave, Rio Narcea Asturgold, no vio posible revertir la opinión, mayoritariamente contraria, de los vecinos sobre la mina. Por eso, este pasado año, apreciando la mayor presencia mediática, virtual, personal y grafitera de los partidarios de la mina, y comentándolo con este hombre, me apunto él (discretamente y evitando detalles) que Asturgold, al hacerse cargo de la concesión, contrató una empresa de asesoramiento de imagen con el encargo de hacer todo lo necesario para cambiar el estado de opinión hacia la mina.
No tengo otra confirmación, ni tampoco razones para dudar de la confidencia referida, por lo que muy bien cabría felicitar a esta supuesta empresa de asesoría por este cambio conseguido en tan poco tiempo. Porque cuenta ahora la empresa minera, además del apoyo expreso de Foro y de Álvarez-Cascos, con el de un ex alcalde de Castropol, el de varios concejales y ex concejales de Tapia, el de un significativo grupo de vecinos que confían en conseguir un buen empleo, etcétera. Y no tengo por qué pensar que, mayoritariamente, ese apoyo sea interesado, aunque en algunos casos, como el de Calvo Sotelo y algún profesional liberal (sea abogado, geólogo, o lo que sea) pueda parecerlo (a la mujer del César no se le permitía).
Leo, incluso, que se ha creado una asociación de vecinos para decidir y repartir el fondo de un millón de euros que la empresa promete aportar para beneficio del pueblo, si el proyecto sale adelante. Piensa uno que las compensaciones que recibe un municipio por daños ambientales, turísticos, agropecuarios etcétera de una explotación como ésta deberían ser decididas, requeridas y aplicadas por instituciones públicas. Aunque entiendo que se plantee como un gesto hacia los vecinos, sean ganaderos, hosteleros, comerciantes, pescadores o turistas, más reticentes a la apertura de la mina.
Pero la indudable profesionalidad de esta asesora de imagen y el evidente derecho que la empresa minera tiene a mejorar su imagen pública contratando el asesoramiento necesario se ven empañados por unas cuantas actuaciones que más parecen de ejecutivo joven, impaciente y agresivo, que de responsable de una empresa que en tan delicado tema (recordemos la fractura social representada por aquel famoso lema «Asturias por Caravia») es obligado que sea cuidadoso. Lo fue mucho más, desde luego, el responsable de Rio Narcea Gold Mines. Porque para él, no valía todo.
Me refiero a actuaciones concretas que más parecen orientadas a buscar una división y enfrentamiento sin cuartel entre vecinos que a conseguir apoyos convenciendo con datos y razones veraces y contrastadas. Especial relevancia tiene el enconamiento con un alcalde que no hace más que intentar cumplir los compromisos que prometió a sus vecinos, y por los que éstos lo votaron. Se supone que esto es lo que se espera de un edil, no cambiar de opinión una vez recibida el acta de concejal.
Recapacite esta empresa. Evitemos la vuelta al enfrentamiento fratricida, favorecido en otros tiempos, que tantos sufrimientos trajo. Ayudemos a los, hasta ahora, bien avenidos vecinos de pueblos y aldeas de esta hermosa zona, tan querida para mí, a encontrar pacíficamente las mejores opciones de desarrollo. Búsquense por los políticos locales y profesionales capaces, vinculados a este territorio, opciones nuevas y diversas que otros ya ensayaron. Formemos y apoyemos a nuestros jóvenes aprovechando la multitud de opciones impulsadas por la UE para que aprendan lo que sus padres desconocen, y animémoslos a sacar el potencial (desaprovechado) de todo tipo que tiene esta tierra. Pidamos ayuda a los que más nos puedan enseñar, estén donde estén. Aun, y precisamente, estando en crisis. Y tengamos la fiesta en paz.
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