De Isabel a Isabel
Apreciada Dña. Isabel Fernández Bernaldo de Quirós: Leo con avidez sus cartas en esta sección de LNE y las publicaciones de su blog, y comparto con admiración la mayor parte de sus contenidos, comentarios, conocimientos y opiniones. Algunos de sus escritos además me resultan muy emotivos por la belleza de su prosa poética.
En su valiente carta titulada "La disfunción sexual femenina y el negocio de la felicidad" (sin entrar a valorar estas patologías que los sexólogos estudian y tratan en profundidad con verdadero rigor científico en aras de conseguir una aceptable calidad de vida integral para las pacientes) no acierto a comprender el mensaje de su último párrafo, que transcribo textualmente: "...Y de pronto, no sé por qué, -¿o quizá sí?-, me vino a la mente la gripe-A, con sus amenazas, miedos, vacunas, jabones y mascarillas...Y con ésto lo dejo aquí."
Me gustaría hacerle ver lo inoportuno de este comentario gratuito, y me choca que sea su autora la misma de aquella emotiva carta publicada en septiembre del 2010 aquí en LNE titulada "Era sólo una joven madre".
Apelo a sus conocimientos científicos para no tener que recordarle, faltaría más, el concepto de "inmunidad comunitaria o social", simplemente me refiero a la importancia de que la mayor parte de la sociedad se vacune para que determinada enfermedad no llegue a expandirse provocando una epidemia. A propósito de la potencialmente peligrosa gripe-A, la irrupción inesperada de las primeras cepas del virus con su gran virulencia hizo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) con sede en Ginebra tomase las medidas urgentes necesarias para frenar el avance de esta infección vírica a nivel internacional, improvisando incluso la rápida autorización de una vacuna mínimamente eficaz.
Las previsiones iniciales de morbilidad (tasa de afectados en la población) y mortalidad en el verano del 2009 se dispararon de forma alarmante debido a los numerosos casos detectados en Méjico principalmente, con fallecidos previamente sanos que no eran personas inmunodeprimidas ni pacientes de otras enfermedades crónicas de riesgo.
La entonces Ministra de Sanidad española, la Sra. Trinidad Jiménez, realizó en colaboración con las 17 Consejerías de Sanidad autonómicas un arduo trabajo de divulgación, prevención y concienciación dirigido a instaurar un estricto control sobre los casos potenciales y reales de la temida viriasis, consiguiendo increíblemente la unanimidad de criterios sanitarios de dichas 17 Comunidades Autónomas a pesar de sus distintos colores políticos, por lo que desde aquí le reitero mi reconocimiento profesional y personal.
Se concedió el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias a la OMS, en la persona de la Dra. María Purificación Neira (asturiana de La Felguera) entre otros, por su ingente trabajo en el campo de la Salud Pública cuyos avatares con respecto a la gripe-A sería imposible desgranar aquí.
Le dirijo esta carta, Dña. Isabel, como profesional sanitaria involucrada con este tema.
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