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Asturias y la República Checa

16 de Abril del 2009 - José Luis Poyal

El embajador de la República Checa en España, Martin Kosatka, bien conocido en Asturias, especialmente en Mieres, donde anualmente asiste a los actos conmemorativos de Santa Bárbara, ha escogido el Principado para invitar a los embajadores de los países miembros de la UE acreditados en España, al ostentar la República Checa la Presidencia de las instituciones europeas en este primer semestre del año. El embajador ha manifestado en muchas ocasiones su aprecio a Asturias, donde cuenta con amigos y, como no, también con un cónsul honorífico, Amalio García Martínez, nacido en Sotrondio, que lleva años fomentando las mejores relaciones Asturias-Chequia, y un ejemplo es el hermanamiento de Mieres y Karvina. Si se añade una relación fluida con las autoridades asturianas (consejerías, IDEPA, Universidad, etcétera), es fácil entender la elección.

Los embajadores tienen desde ayer ocasión de visitar algunas realizaciones industriales, de infraestructuras y culturales, durante dos jornadas que han sido calificadas como de trabajo. Además de reunirse con Vicente Álvarez Areces y hablar con responsables de las consejerías de Medio Ambiente e Infraestructuras, Industria y Empleo, Economía y Hacienda y Cultura y Turismo los embajadores han conocido o conocerán hoy El Musel, la Universidad Laboral, Mieres, la empresa Iecisa, en Blimea, como ejemplo de reconversión de zona minera en actividad del sector de servicios y el Museo de la Minería, en El Entrego.

Aunque muchos de los embajadores que acuden conocen Asturias de visitas anteriores, es de destacar que ahora lo hacen de forma colectiva en su condición de representantes de los miembros de la UE, facilitando de esta forma un conocimiento directo con el Gobierno del Principado, de ahí también la receptividad que ha mostrado al aceptar la propuesta del embajador checo.

Entre Asturias y la República Checa existen vínculos muy sutiles. Hace décadas, un importante número de mineros checos se incorporó a la minería del carbón, con una permanencia continuada y también con el dolor del accidente, que ha favorecido una buena relación y hasta nuevas familias. También los intercambios comerciales son significativos, y empresas asturianas y checas trabajan conjuntamente en diferentes sectores. A este cuadro de cordial entendimiento podría añadirse que el primer presidente democrático de Checoeslovaquia (1990-1992) y más tarde el primer presidente de la República Checa (1993-2003), Vaclav Havel, el gran pensador, escritor y político, fue distinguido con el premio «Príncipe de Asturias» de Humanidades, en 1997, recibiendo en Oviedo la merecida distinción.

Subtítulo: Los embajadores de los países miembros de la UE acreditados en España celebran estos días una cumbre en Asturias invitados por el checo

Destacado: Hace décadas un importante número de trabajadores checos se incorporó a la minería asturiana del carbón, lo que ha favorecido una buena relación

Por otra parte, no es ninguna novedad señalar que Praga constituye uno de los puntos fuertes del turismo asturiano hacia Centroeuropa, y quien pasee por el puente de San Carlos o por la plaza de San Wenceslao, seguro que encontrará acentos muy familiares, a pesar de que Praga es un ejemplo de cosmopolitismo.

Como es conocido, la República Checa se convirtió en estado independiente en enero de 1993, con la escisión de Checoeslovaquia en dos estados. Tiene 78.866 kilómetros cuadrados, 10,5 millones de habitantes, la moneda es la corona checa y en 2004 ingresó en la UE.

Los checos son un pueblo antiguo, con una historia apasionante en el corazón de Europa y es un error manifiesto incluirlo en «países del Este». A lo largo de seis siglos fue reino independiente, durante tres fue parte de la Monarquía austrohúngara y en 1918, una república. En la reciente visita de Obama a Praga destacó la importancia de los dos grandes movimientos democratizadores de la historia checa del siglo XX. Por un lado, la Primavera de Praga, de 1968, la reforma del sistema comunista aplastada por los tanques del Pacto de Varsovia. Por otro, la Revolución de Terciopelo, de 1989, con la que se realizó la transición al sistema democrático de forma pacífica.

Los países checos, principalmente Bohemia y Moravia, han estado muy vinculados a la historia de España. En 1526 los estamentos checos elegían como rey al príncipe Fernando I, hijo de la reina Juana de Castilla, hermano de Carlos V, que intervino en múltiples ocasiones en la política checa. La presencia española es evidente en muchos de los monumentos que embellecen Praga, así en el emblemático castillo de Praga se puede visitar la «Sala española», con magníficas pinturas, y en un recorrido por la ciudad vieja, Staré Mésto, no puede faltar entrar en la sinagoga que fundaron los judíos expulsados en el siglo XVI. Curioso es también el Niño Jesús de Praga, en la iglesia de Nuestra Señora de la Victoria, que, al parecer, llegó desde un convento de Castilla, como un regalo de boda a la corte de Fernando I y que sufrió diferentes avatares durante la guerra de los Treinta Años entre católicos y protestantes.

En unas extensas declaraciones que el embajador Martin Kosatka hizo a LA NUEVA ESPAÑA (2-12-08) se refería al reto que significaba para su país el ejercicio durante este primer semestre de 2009 de la Presidencia de la UE por parte de la República Checa, en unos momentos de especiales problemas económicos e institucionales. Efectivamente les ha tocado a los checos abordar situaciones heredadas, crisis total, Lisboa, G-20, presencia de las regiones, próximas elecciones al Parlamento europeo, cambios en la Comisión y, además, los conflictos internos que han devenido en un Gobierno de tecnócratas que suscita preocupación en la Comisión y que poco puede hacer en el escaso tiempo que le queda en la Presidencia de la UE. En la Cumbre de las Regiones que se celebró en Praga en el mes de marzo, a la que acudió el presidente Álvarez Areces, el ministro Moratinos afirmó su confianza en que Chequia finalmente resolvería el conflicto y se conseguiría la aplicación plena del Tratado de Lisboa. Los checos, a lo largo de su historia, han sabido resolver problemas mucho más difíciles e incluso acuden, in extremis, a simbólicas y efectivas defenestraciones.

Bienvenida la visita a Asturias de los embajadores europeos de la mano de los amigos checos.

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