El primer viaje a América del profesor Adolfo Posada

El profesor Adolfo González Posada realizó su primer viaje a América, que duró cinco meses, en el año 1910. En la noche del 25 de mayo tomó el tren en Madrid con destino Lisboa, para embarcar en la mañana del día 27. Posada, de quien José María Serrano escribió que representaba «por la mera presencia de su persona sabia el pasado de la que fue Atenas española», iba a Argentina invitado por el presidente de la Universidad Nacional de La Plata, Joaquín V. González, para dictar un curso de Sociología y de Política. Llevaba, como recuerda Constantino Suárez, la representación de la Universidad de Oviedo, aunque ya no era catedrático de ella, pues poco antes había tomado posesión de la cátedra de Derecho Municipal Comparado en la Universidad de Madrid y, también, la de la Junta para la Ampliación de Estudios. Ésta le encomendó, de modo expreso, que plantease el establecimiento de las bases de futuras relaciones científicas de España con los países de la América que visitase.

Embarcó Posada, acompañado de su hijo Carlos, en el trasatlántico alemán «König Friedrich August» y, después de hacer escala en Río de Janeiro y detenerse en Montevideo, llega a Buenos Aires al anochecer del 12 de junio. A los pocos días de llegar le ofreció un banquete el Club Español y el naviego Rafael Calzada lo invitó a una comida en su casa, comida a la que asisten, además del homenajeado y de su hijo, como relata el propio Calzada, el pintor Gonzalo Bilbao, el ingeniero Leonardo Torres Quevedo, Joaquín V. González y Justo S. López Gomara, entre otros.

Además del curso en la Universidad de La Plata, dio Posada conferencias en Buenos Aires, en la Asociación Nacional del Profesorado, en la Federación de Empleados Públicos de la Nación, en la Asociación Pro Fomento de la Educación Laica, en el Instituto Popular, en el Club Español y un curso titulado «Metodología de las ciencias sociales» en la Escuela Superior. Como ha escrito Calzada, en todas sus intervenciones puso de manifiesto su sabiduría, su elocuencia y dejó la impresión de que era un gran maestro. Después fue conferenciante en Chile, Paraguay y Uruguay.

Como explicó el propio Posada, en el otoño de 1908 recibió indicaciones de la Universidad de La Plata para trasladarse y explicar un curso de Política. Esas indicaciones se convirtieron en propuesta formal después de que el profesor Rafael Altamira dio allí un curso titulado «Metodología de la Historia» en el año 1909. Ello, señala, porque el viaje y la labor de Altamira «despertaron de una manera extraordinaria y general la atención pública en la República Argentina –y en todas las que recorrió luego– hacia el problema de las relaciones científicas y de intercambio universitario con España». El clima era favorable, añade, «al establecimiento de relaciones científicas y de la mayor intimidad intelectual y, claro es, moral entre aquellas dilatadas regiones de habla castellana y España».

Cuando la Universidad de La Plata formalizó la invitación, el Gobierno español la tomó en consideración y por real orden del 16 de abril de 1910, cuando Altamira regresaba de América, señaló a la Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas la conveniencia de fomentar las relaciones académicas con los países hispanoamericanos, especialmente en lo relativo a la venida de estudiantes, al envío de pensionados a América para hacer estudios, al intercambio de profesores y de alumnos, a favorecer la publicación en España de obras científicas sobre América, especialmente a las que proviniesen de los estudios de los pensionados, a fomentar el cambio de publicaciones de la Junta con las de entidades científicas americanas y para llevar a cabo en España alguna obra de propaganda y vulgarización. Al emprender Posada el viaje, el Gobierno, por real orden del 4 de mayo, confirmó que llevaba a América la representación de la Junta.

Después de cinco meses recorriendo una parte de América del Sur pronunciando conferencias, con más de noventa disertaciones, en lo que calificó como uno de los períodos más interesantes y útiles de su vida como profesor, fue despedido Posada en Buenos Aires. El 14 de noviembre le fue ofrecido un gran banquete en el hotel Castilla y en el Club Español una comida íntima. Volverá a América, en un segundo viaje, en 1921.

De nuevo en España escribió una serie de libros en los que relata y comenta las impresiones sacadas de los países visitados y los compromisos adquiridos. En 1911 publica el que recoge los resultados de las gestiones realizadas para cumplir con el mandato de la Junta para la Ampliación de Estudios «En América una campaña: relaciones científicas con América, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay». De ese mismo año es «La República de Paraguay. Impresiones y comentarios». En 1912 aparece «La República Argentina. Impresiones y comentarios». Esas obras siguen siendo de gran interés y de lectura provechosa.